Feliz revisitación del mito de la Celestina

David Casillas
-

Charo López ofreció una magnífica actuación en la Muestra de Teatro en la obra 'Ojos de agua'

 
Revisitar los grandes clásicos de la literatura es aventura que nace en principio con garantías de seguridad, por asentarse sobre firme base, pero que corre el riesgo de tornarse doblemente desacertada si quien levanta las expectativas incapaz es luego de mantenerlas con una mínima fuerza o dignidad. A ese reto se enfrentó la obra Ojos de agua, recreación del mito de La Celestina que el jueves subió a las tablas de la XXVIII Muestra de Teatro Ciudad de Ávila, y de él salió airosa por una suma de valores incontestables: un texto bien medido en sus excesos y sus defectos, una puesta en escena original y sencilla pero muy efectiva y una grandísima Charo López que se hace dueña y señora de la escena regalando un monólogo con el que disfruta y hace disfrutar.
Charo López-Celestina rememora en un convento, cuando ve llegar su fin, un pasado intenso y muy compartido, unos años felices y difíciles en los que defendió su libertad casi con su vida frente a una sociedad sahumada de hipocresía. Hablando de su pasado lo hace también del presente, en un juego constante con el espectador, y reflexiona sobre lo hecho y sobre el arrepentimiento por lo no llegado a hacer, moviéndose con fluidez y gracia entre la risa y el drama (que no otra cosa es, ha sido y será la vida), asegurando en su defensa que siempre «hice lo que todos deseaban» y dejando claro para quien no lo tuviese, apoyada en muy bien traídos saltos temporales que llegan a este siglo que sufrimos, que comparando la situación que ella vivió en 1450 y la actual que bien conoce (no en vano es bruja) «estamos igual o peor».
Grande Charo López, que estuvo muy sutil pero muy bien acompañada sobre las tablas del Lienzo Norte.