La época de verano es tiempo de pasar más tiempo en la calle, de más relajación y muchas veces de libertad que, en ocasiones, puede tener alguna consecuencia no deseable que hay que intentar evitar.

Es habitual que en estos meses  se produzca algún caso de salmonelosis, una infección por alimentos, más común en verano, y que suele llegar a través de alimentos como huevos crudos o poco cocidos (o en derivados como mayonesas, clara batida y cremas)  y aves de corral, aunque no es el único origen.

Aunque la Junta de Castilla y León aún no ha hecho públicos los datos de 2013, el último informe publicado (del año anterior) indica que en Ávila se produjeron seisbrotes de origen alimentarios, lo que se traduce en 28 casos y una tasa de 16,35 por cada 100.000 habitantes. Los datos también indican que la media de casos por brote fue de cinco, con dos hospitalizados, un 7,1 por ciento del total.  

Una vez que se ha contraído la infección, los síntomas aparecen a partir de las ocho horas y suelen incluir náuseas y vómitos, dolor abdominal o diarrea. Unos síntomas que pueden estropear algunos días de nuestro verano y que se pueden evitar si se siguen unos simples consejos.

La Junta de Castilla y León, a través de la Agencia de Protección de la Salud y Seguridad Alimentaria, ha publicado qué es lo que se debe hacer para evitar la salmonelosis y que se podría resumir en preparar y conservar bien los alimentos y cuidar la higiene personal. De forma más concreta realiza una serie de recomendaciones sobre los alimentos, comenzando por la compra donde hay que cuidar que las carnes, pescados y productos de repostería estén refrigerados o congelados y rechazar los huevos que no estén etiquetados y los que no lleven fecha de consumo preferente, estén sucios o rotos.

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