«Está haciendo un gran trabajo y lo va a seguir haciendo». Con estas rotundas palabras pronunciadas en la mañana del pasado martes en el Senado, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, respaldaba a su por entonces ministra de Sanidad, Carmen Montón, que, horas después, cariacontecida, reunía a los medios para decir que se iba por haber, presuntamente, plagiado su máster. Pocas naciones democráticas tienen o han tenido a dos ministros dimitidos en tan solo 100 días. Pero así es. Màxim Huerta en Cultura y Carmen Montón en Sanidad tuvieron que hacer las maletas por pecados del pasado:el primero por ser condenado por defraudar a Hacienda, la segunda por haber, o eso parece, hecho trampas en su máster en la más que polémica Universidad Rey Juan Carlos.   

Cabría preguntarse si la dimisión de la valenciana o la de Cristina Cifuentes se hubiesen producido hace unos años, cuando ni Podemos ni Ciudadanos estaban en primera línea, ya que han apretado a sus socios, bien PP bien PSOE, para que dimitieran estas dirigentes, y otros muchos más. No obstante, los morados tuvieron manga ancha con su portavoz en el Senado, Ramón Espinar -por especular con una VPO en 2010-, y con su número dos, Pablo Echenique, que pagó en dinero negro a su asistente entre 2011 y 2012.

Ypor si esto fuera poco, el pasado miércoles, el líder de Ciudadanos y antiguo aliado del madrileño, Albert Rivera, le dio la bienvenida de las vacaciones al jefe del Ejecutivo metiéndole de lleno en la guerra de los currículos al poner en tela de juicio su tesis doctoral, que fue defendida el 26 de noviembre de 2012 con cum laude y se titulaba:Innovaciones de la diplomacia económica española: análisis del sector público (2000-2012).