Un Gobierno que está en el aire

SPC
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El centroizquierda reclama que el primer ministro, Stefan Lofven, reciba el respaldo de los conservadores tras ser el partido más votado, pero por una escasa diferencia de un escaño

Las elecciones parlamentarias del pasado domingo en Suecia han dibujado un panorama político similar al que ya pronosticaban las encuestas, en el que los dos grandes bloques políticos libran su particular pulso sin grandes mayorías a las que agarrarse y con los ultraderechistas Demócratas Suecos (SD) como espectador -y potencial árbitro- de excepción, al auparse como tercera fuerza. 

La gubernamental coalición de centroizquierda, liderada por el Partido Social Demócrata, repitió como la más votada, con un 40,6 por ciento del total. El dato, que se traducirá en 144 escaños en el Riksdag (Parlamento) se antoja insuficiente, en la medida en que tiene más complicado buscar apoyos en el resto del arco parlamentario. 

Y es que la alianza de centroderecha se situó con un 40,3 por ciento, lo que trasladado a asientos en la Cámara le deja con uno menos que los vencedores de la cita, 143, mientras que el SD queda con 62 -un 17,6 por ciento- y un papel decisivo.

El primer ministro, Stefan Lofven, no está dispuesto a tirar la toalla, al menos por el momento. «Ninguna alianza ha ganado la mayoría, por lo que lo natural es que haya una colaboración entre los partidos que permita la gobernabilidad», manifestó ayer, instando a los conservadores a facilitar un Gobierno en minoría o, en su defecto, de gran coalición, como el que manda en Alemania, con Angela Merkel al frente, y evite que los extremistas puedan entrar en el Ejecutivo.