Felipe González destaca el coraje y el diálogo de Suárez como valores para el presente

B. Mas/ I. Rubio/ A. Agustín
-

Homenaje. Junto al expresidente socialista, la UNED reunió en Ávila a Marcelino Oreja y José María Martín Oviedo, quienes defendieron al primer presidente de la Democracia y lo mostraron como ejemplo para la actualidad.

De izquierda a derecha, Marcelino Oreja, Felipe González, Juan José Laborda y José María Martín Oviedo, protagonistas de la mesa redonda. - Foto: Antonio Bartolomé

 
La Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) celebró el 25 aniversario de sus cursos de verano con su ‘Homenaje a Suárez. Lecciones para la historia’, una cita en la que se reunió a Felipe González, expresidente del Gobierno; Marcelino Oreja, exministro de Asuntos Exteriores durante la época de Suárez; José María Martín Oviedo, diputado constituyente por Ávila y exsecretario general del Consejo de Estado, quienes participaron en una mesa redonda en la que se abordó la figura de quien fue el primer presidente de la Democracia, moderados por Juan José Laborda, expresidente del Senado.
Esta cita, organizada junto a la Diputación de Ávila, llegó en un momento clave ante la abdicación del Rey, un hecho que no pasó desapercibido como tampoco lo hizo la posibilidad de comparar lo ganado en  la Transición con la situación actual y cómo las virtudes de Adolfo Suárez, en especial su voluntad de diálogo y consenso, podrían ser un buen ejemplo para solucionar los problemas actuales. Como bien decía la segunda parte de la cita, la mesa se convirtió en lecciones para el futuro, o más bien para el presente, puesto que se quiso traer al momento actual todo lo positivo que transmitió Adolfo Suárez, a quien se calificó con expresiones como «coraje», «inagotable voluntad de diálogo» o se recordó su liderazgo político, su trabajo por la concordia, su visión hacia el futuro o su capacidad para la «comunicación en corto».
La mesa redonda también se convirtió en una defensa de la monarquía, en especial por parte de Felipe González cuando insistió en que «las garantías democráticas han sido históricamente tan estables en las monarquías como las repúblicas» y destacó el papel del Rey Juan Carlos, del que hizo un «balance muy positivo», criticando que la sucesión en la Corona se haya convertido en un nuevo problema ante la abdicación, un acto que defendió como «personal y libérrimo» por parte del monarca. Un monarca del que aseguró que «quiso ser constitucional antes de jurar la Constitución». También sobre el futuro Felipe VI aseguró que «tiene que desafiar al futuro desde su personalidad, con respeto a la Constitución y a las reglas del juego. Tiene que ganar su espacio y hacernos ganar a a todos en un tiempo de cambio un espacio de futuro».
En la misma línea se situó al defender que no es necesario llegar a un momento de ruptura sino mantener una voluntad reformadora. «Nunca a los españoles se nos ha ocurrido reformar la Constitución en vez de tirarla a la basura porque no somos reformistas», aseguró, e incluso puso como ejemplo las enmiendas a la Constitución de Estados Unidos, que sigue vigente.
 
Precisamente, el ejemplo de Suárez y su voluntad de consenso fue utilizado por el ex presidente González como un punto de partida ante los problemas actuales. Ironizó sobre cómo no es ahora posible el encuentro cuando lo fue en una época en la que había gente que venía del Franquismo y posturas completamente contrarias. Por ello, insistió en que «Suárez tenía un coraje político difícilmente comparable en momentos de zozobra y temor en un momento de cambio de régimen y una inagotable voluntad de diálogo. Ahora el coraje político es ruido, griterío, y la voluntad de diálogo es casi inexistente».   
Insistió en que si en la actualidad tuviéramos a personalidades en los cargos de responsabilidad «con coraje y voluntad de diálogo probablemente tendríamos más espacio para reformar lo que haya que reformar y ganar otros 20 ó 25 años de convivencia en paz y libertad». Es más, «nos iría mejor con alguien que estuviera recibiendo a todos con los que hay que hablar, sin levantarse de la mesa hasta que haya una salida».
Entre los problemas actuales   destacó especialmente la crisis territorial «que creíamos resuelta y que se nos pone delante de los ojos. Hay que arreglarlo» preservando la unidad de España, a la vez que hay que enfrentar la «profunda ruptura social» que se ha producido en el país. Y en este contexto «echamos de menos el carácter, la voluntad y el optimismo», aseguró en una clara referencia a Suárez.
También se refirió al surgimiento de fuerzas políticas como Podemos, de las que aseguró hay que explicar el origen, y se preocupó por aquellos que dicen «hablar en nombre del pueblo». Sobre el PSOE mostró su esperanza en que resuelvan sus problemas «porque le hace falta a España».
También tuvo Suárez una fuerte defensa por parte de Marcelino Oreja, quien recordó algunas de las frases del expresidente como «el futuro no está escrito». Entonces se refería, aseguró, a que se podía cambiar España pero ahora se produce «en un contexto de temor a lo que pueda pasar, hay una incertidumbre que hay que superar y recuperar la confianza». 
Destacó el don que tenía Suárez para «descubrir un camino en la espesura y convencer a los demás que ese camino existe, es transitable y lleva a un camino que merece la pena», lo que es una lección para el momento actual, al igual que lo es «su capacidad para vislumbrar el futuro y transmitir la energía y fe necesarias». Por ello cree en «la profunda vigencia del legado de Suárez cuando el país necesita renovar la fe en el futuro» y cuando hay que buscar formas de convivir «para garantizar la convivencia civil durante varias generaciones» convirtiendo «el conflicto en consenso y creando formas de convivencia. Si se pudo hacer en la Transición», con más motivo ahora cuando se ha consolidado la democracia.
Por su parte, José María Martín Oviedo hizo un repaso de la «trayectoria política impresionante» de Adolfo Suárez, en su caso desde su toma de posesión como presidente del Gobierno hasta las primeras elecciones libres. Fueron momentos de consenso que nos enseñan «que la concordia fue posible», lo que no se puede olvidar en momentos como los actuales «con riesgo de desmembración, una crisis económica que no habíamos conocido en la historia, fracturas sociales, cierta inestabilidad, clase política que ha bajado en la apreciación social y además la delicada operación del traspaso del titular de la Corona», una serie de problemas «importantes que los gobernantes tienen que hacer frente y la propuesta que tienen que tomar como ejemplo es la de Adolfo Suárez, que encontró problemas mayores y consiguió superarlos». 
ntes, y para abrir la escena, el propio rector de la UNED, Alejandro Tiana, iniciaba el acto presentando a su vez al presidente de la Diputación, Agustín González, y al presidente del Patronato de la Fundación Caja de Ávila, anfitriona del mismo, Pablo Luis Gómez. Ambos coincidieron durante su discurso introductorio en consentir el alto nivel del homenajeado «uno de los abulenses de mayor trascendencia y calado político y personal en la historia de la Democracia Española», afirmó Pablo Luis Gómez, que definió a Adolfo Suárez como un político «de mirada amplia y conocimiento profundo de la España que le tocó vivir», un político que aportó una forma de hacer posible lo que «en aquella época se antojaba casi imposible». Lealtad, justicia, honestidad y servicio público fueron consignas que utilizó Gómez en su discurso sobre Suárez. En esa misma línea siguió en sus palabras Agustín González, quien reconoció que la Diputación de Ávila «supo reconocer la enorme personalidad política de Adolfo Suárez» al imponerle la máxima distinción de esta institución por unanimidad en 1981 «donde se reconocieron sus logros por España y también por la provincia de Ávila».
LEA LA INFORMACIÓN COMPLETA EN LA EDICIÓN IMPRESA