«Me he encontrado bien con todos, pero más a gusto con la gente humilde»

Ana Agustín
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El padre dominico Rafael Laya se despide de su parroquia y de su convento, el monasterio de Santo Tomás, tras casi 40 años de intensa vida entre sus parroquianos.

«Me he encontrado bien con todos, pero más a gusto con la gente humilde»

Se llama Rafael Laya Hidalgo y, aunque nació en un pueblecito de Soria de nombre Huérteles, ha pasado casi 40 años de su vida entre las murallas de Ávila, bueno, en su exterior, concretamente en el Monasterio de Santo Tomás, donde llegó en el año 75, dos años después de ser ordenado sacerdote. Este dominico de 66 años ha marcado a varias generaciones de abulenses su impronta de dinamismo, sinceridad y valentía, entre otros atributos de este pequeño sacerdote en estatura pero grande en convicciones y muy comunicativo.

Durante todo ese tiempo han sido tantas las vivencias que a Laya le cuesta arrancar cuando le preguntamos. Comienza haciendo un balance global en el que «el 95 por ciento de lo vivido ha sido muy positivo y seguramente se me escapa un cinco por ciento, que no recuerdo porque seguramente ha habido alguna cosa menos buena, que no digo mala». Durante estas cuatro décadas ha estado al lado de los niños, de los jóvenes, de los matrimonios, de los ancianos... Ha bautizado a más de 3.500 niños, ha casado a cientos y cientos de parejas y ha enterrado a muchos vecinos, por poner unos ejemplos. «Haciendo memoria... me parece que no hay una iglesia de Ávila donde no haya casado a alguien», afirma el dominico.