ELLA era mi amiga, sin más». Pilar Silvela no se quiere dar importancia, sólo recordar a la que durante toda una vida fue su amiga. Una vida que a una de ellas la llevó de cabeza al mundo de la empresa en Ávila y a la otra, por azares del destino, a reinar un país.

Pilar yFabiola se conocieron en Madrid cuando eran las dos muy jovencitas. Y nunca más se separaron, ni siquiera cuando Fabiola la anunció vía telefónica que se iba a casar con Balduino, Rey de Bélgica.

«Ibamos a fiestas juntas, a guateques, de caza...», comienza Pilar a recordar para Diario de Ávila una amistad verdadera fraguada durante décadas y cuajada de conversaciones profundas, risas y confidencias.

«Mira, esta foto nos la hicieron en la finca del Fresno, en Madrid,  yo iba de luto por la muerte de mi abuela», nos explica con envidiable memoria Pilar, mientras nos muestra una de las muchas fotos que conserva de su amiga.

Era la época de los estudios, los amigos y los viajes. Pero, también, fueron años en los que ambas dedicaron buena parte de su tiempo a ayudar a quien más lo necesitaba. «Íbamos a encuentros religiosos de formación, a ejercicios espirituales, a dar catequesis a los niños... Es que ella era creyente al cien por cien», apunta una de las características por las que siempre será recordada la reina belga y que, en cierto modo, la unió a Balduino.

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