El Real Ávila sigue negado

A.S.G.
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El Real Ávila no pudo con una Segoviana que se llevó el 'clasico' con lo mínimo, el oficio de Ricardo y la mala suerte de los encarnados • Rabadán se encontró con la cruceta, José María marcó en propia puerta y el árbitro no pitó un claro penalti

El Real Ávila sigue negado - Foto: David Castro

Real Ávila, 0

 

Segoviana, 2

Iparraguirre

Llorián

Josito

Edu Cruz

José María

Kilian

(Javi, 76’)

Rabadán

Benji

Morilla

(Tomillero, 59’)

Vitolo

(Gus, 55’)

Adrián

  Facundo

Manu

Xavi

Chema

Anel

Miguel

(Guille, 68’)

Rubén

Roberto

Ricardo

(Quique, 80’)

Calleja

(Lázaro, 87’)

Arribas

 

Goles

0-1 (minuto 46) Ricardo; 0-2 (minuto 87) José María en propia puerta

Árbitro

Rivera García. Mostró cartulinas amarillas a los locales Kilian, Tomillero y Álex; y a los visitantes Roberto y Chema.Expulsó a Josito (R 89’) y a Pindado (R 58’), miembro del cuerpo técnico.

Incidencias

Encuentro correspondiente a la jornada 13ª del grupo VIII, disputado ante cerca de 800 de espectadores.

Dicen que el fútbol es un estado de ánimo. De ser así el Ávila vive sumido en una pesadilla de la que le está costando despertar. Quiere hacerlo, pero no puede. Porque el nuevo Real Ávila de Toni Ayala tuvo los mismos síntomas que los del depuesto Borja Jiménez. Siguió siendo ese equipo que lo busca, lo trabaja y acaba desesperado viendo que merece más pero se le sigue negando.Unas veces porque falta el poso y oficio que sí supo mostrar Ricar, un ‘9’ que regresó nuevamente a un campo donde dejó la sensación de que si las lesiones y la competencia –tuvo que luchar con Pito, Gustavo, Emilio y Peña– le hubieran dado un respiro sería mejor recordado por la grada de lo que es. Este domingo fue de lo poco salvable de una Segoviana que jugó a nada y encontró el mejor premio en el trabajo de un delantero que supo desenvolverse a la perfección en la soledad de la delantera para generar ocasiones y regresar a casa con el buen sabor del trabajo bien hecho. Para un equipo de mínimos como es esta Segoviana, su gol bastó. Porque el otro lo puso de su parte el equipo encarnado, al que los errores le siguen pesando en exceso.  Se vio con La Virgen del Camino y se volvió a ver este domingo, cuando José María introducía en propia puerta un pase de Quique y le regalaba el mejor colofón a una jugada individual en la que sacó todo el provecho posible al estado de nervios de los encarnados.

Con todo ello levantar la cabeza se torna complicado, aunque posible más allá del convencimiento propio que pretende instalar un nuevo entrenador al que, con apenas cuatro días de trabajo, poco más se le podía pedir más allá de tener la impronta suficiente como para que su sola presencia insuflara nuevos ánimos a  los futbolistas. Al menos en eso, y durante la primera mitad, funcionó. Porque el equipo dio un paso más en una primera mitad en la que no sólo estuvo bien colocado, sino que supo sobreponerse a la ausencia de Gus y Javi –ambos tocados– para plantar cara a una Segoviana que, ante la baja de Ricardo en el centro del campo, se armó en defensa –Roberto, Anel y Chema– y confió cualquier premio a la mordiente de Ricar. Tuvo que vérselas con Edu Cruz, que manda, y mucho, en defensa, donde Josito es más una solución de urgencias que de conveniencias. Porque al canario le tocó apagar demasiados fuegos y ya desde el inicio arrancó haciendo méritos. A Calleja le leyó las intenciones en banda, y a Ricardo le rebañó el esférico cuando quería encarar a Iparraguirre.

Anel volvía al once. Y a buen seguro lo agradeció Sedano. No sólo es un ‘jefe’ en defensa, sino que su veteranía se nota. Se pegó a Adrián e hizo del partido del abulense una pesadilla. Le tocó bailar con la más fea.  Lo intentó, pero no tuvo premio, y acabó siendo protagonista por un fuerte golpe con Chema –minuto 89– que dejaría al abulense tendido sobre el césped, retirado en camilla y pasando la noche en observación por un posible esguince de cervicales.

Dejaba el campo tras un duelo en el que trató de abrir espacios para una segunda línea que quiso aparecer. Morilla –minuto 6– y Benji –minuto 17– buscaron las diagonales y el marco de Facundo, sin suerte. La Segoviana estaba desaparecida. Pero en una jugada de estrategia llegaría el primer susto. Roberto rozó el gol olímpico –minuto 22– en un córner donde obligó a Iparraguirre a rehacerse. El ex del Osasuna B volvía a estar bajo palos tras ganarle nuevamente la partida a Darío, que empieza a acumular minutos en un banquillo en una situación antes impensable. Mucho más cuando Esteban sigue sin mejorar al abulense.

La Segoviana estaba entre lo insulso de quien no juega a nada y el peligro de quien aguarda un resquicio para llevarse los tres puntos con lo mínimo. Y en medio de ello surgió Rabadán. El ‘11’ encarnado empezó a mandar. Es, sin duda alguna, el jugador de mayor calidad de la plantilla. Se descolgó de Kilian. Los modernos lo llamarían ‘box to box’, un calificativo que luce pero no dice nada. A pie de calle se le llama correr, destruir, crear y saber jugar. Combinó con Vitolo y tras una pared con la que burlaba a Chema y Anel, la ponía a la cruceta. Facundo miró el balón y suspiró cuando la escuadra escupía el disparo del mediocentro.En otras circunstancias hubiera sido gol. Pero no es el caso.

Hubiera sido un premio justo. El mejor aliciente para haber encarado el final de la primera mitad –únicamente quedó por ver un latigazo de Calleja que se marchó fuera– y haber salido con fuerzas en la segunda.Porque la reanudación no podía empezar de peor manera para los locales cuando con apenas un minuto disputado Ricar hacía el 0-1. Lo hacía con premeditación y alevosía, en el área pequeña, con Iparraguirre bajo palos y los centrales mirando quién cubría a quién. Rubén botaba el balón al área pequeña y el ‘9’ remataba con facilidad. Iparraguirre no supo si salir o quedarse. Y cuando eso ocurre sólo la suerte puede salvarte, y de eso no está sobrado el equipo de Toni Ayala, que tras el tanto pidió a los suyos que subieran líneas. Ayala apostó Gus –minuto 55–.No estaba en condiciones, pero el equipo lo necesitaba en un momento en el que la Segoviana pareció crecerse. Calleja se agigantó, retrató a José María y Josito y desde la línea de fondo dibujó la maniobra y la ejecutó para disparar sobre Iparraguirre, que escupió la pelota de sus dominios como pudo. A punto estuvo de hacer sangre Ricar –61’– cuando el ‘9’ se marchó por velocidad tras un saque de portero que casi acabó siendo gol. Josito, esta vez sí, reaccionó bien para robarle la cartera en el último momento. La segunda ocasión que lo intentó ya estaba sobre el campo Javi –minuto 76– que volvió a demostrar que es uno de los mejores centrales de la categoría, aun sin poder entrenar.

En ese momento el Real Ávila ya vivía en la desesperación y el descontrol. Calleja y Arribas había resurgido con fuerza, y Rabadán había vuelto a probar suerte desde lejos, atajando Facundo en dos tiempos. La ocasión fue clara, tanto como el penalti de Anel, que no pudo esconder la mano cuando trató de rebañar el pase de Adrián al área. Miro para otro lado el colegiado, como si fuera lo más fácil, aunque si lo más injusto. Como lo fue el tanto de José María en propia puerta –minuto 85– al introducir un pase de la muerte de Quique (0-2).

Al final el equipo acabaría con nueve.Adrián, camino del hospital tras su encontronazo con Chema, y Josito expulsado por recriminar al colegiado que no parara el partido. No hubo tiempo para más –por suerte para Tomillero, que pudo ser el siguiente en marcharse– después de un ‘clásico’ que deja al Ávila tocado pero con ciertos síntomas de mejoría. Toca reafirmarlo.