"La reforma de la Constitución no se puede dar"

I.Camarero Jiménez
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José Ramón García-Hernández, diputado y diplomático abulense disertó en la Escuela de Otoño de la UCAV sobre «cómo el populismo está generando un cambio a la antipolítica» y defendió el texto constitucional por ser "el mejor de nuestra historia"

El diputado y diplomático abulense José Ramón García Hernández fue el encargado de abrir la segunda y última de las jornadas de la Escuela de Otoño que organiza la UCAV con la colaboración del diario La Razón y lo hizo con una conferencia en la que se dirigió «a la élite» universitaria para trasladarles su visión de la realidad política actual, pero también del estado de salud de la Constitución cuya reforma «no se puede dar», decía convencido «porque además es la mejor de nuestra historia ya que juntó a todo el mundo que pensaba distinto y en ella cabemos todos, a diferencia de las anteriores en las que servían para unos frente a otros». 

Del mismo modo quiso hablar «del mundo que viene haciendo una doble reflexión al respecto de cómo el populismo está generando o cambiando a antipolítica por el caldo de la postverdad y cómo se está dando un divorcio entre las élites públicas y privadas, que es una de las crisis más profundas  que tiene la democracia» y además disertó sobre «la mala salud de hierro que tiene el sistema electoral».

Entiende el abulense que no es momento de cambiar una texto constitucional que sigue siendo actual y no lo es tampoco «por el caldo de cultivo en el que se pide el cambio de constitución». Vivimos tiempos difíciles, pero no sólo en España sino a nivel mundial en la que la amenaza está en los populismos «que en el caso de España se llaman Podemos», pero que también han llegado al resto de los partidos porque «populistas hay en todos los partidos». Es, aseguró, un movimiento que «simplifica la realidad» pero que «engancha por la vía sentimental» manifestaba en los primeros compases de su intervención.

Vivimos momentos de «ataques al sistema electoral» en el que se «quiere cambiar las reglas del juego» y en el que el problema son algunas fuerzas políticas «que quieren el poder pero no la democracia, lo quieren saltándose los equilibrios centenarios que tanto han costado», aunque ahora es más sutil, decía, que en otros momentos porque «ahora no hay militares que den golpes de estado sino que se hace con fake news, ciberataques o saltándote la legalidad. 

Opinaba eso sí que «el populismo se ha acabado, era el capítulo 1 y ahora estamos en el 6, la antipolítica» en la que se quiere «destruir las instituciones y vaciarlas de poder» y en la que se toman «las encuestas como si fueran ley».

Ahora estamos en un punto en el que «ya está instalado acabar con la monarquía», pero «no sólo aquí en España» y «también con la UE y con los tratados internacionales», con todo ello y «con las Comunidades Autónomas, el sistema electoral o la fuerza de las sentencias judiciales. 

Un momento también en el que «las élites se han divorciado y cabalgan como llaneros solitarios», sin objetivos comunes. Es un momento crucial de la historia y «es tal la presión para cambiar la Constitución del 78», lamentaba.

Ante todo ello ¿cuál es la visión de futuro, qué nos espera? «Pues sólo lo que los hombres buenos queramos que nos espere porque de otro modo dejaríamos ganar a los malos».