"La profesión militar me ha dado muchas sorpresas"

E.Carretero
-

El general de división Antonio Budiño repasa en esta entrevista su interesante vida, desde su infancia en tierras gallegas hasta sus misiones de paz en lugares como Bosnia o Irak, sin olvidar su llegada a la Academia de Intendencia de Ávila en 1975

Conversar con Antonio Budiño Carballo (Pontevedra, 1955) resulta tan interesante como leer una novela de aventuras en la que el protagonista recorre mil lugares y termina atesorando multitud de anécdotas. No en vano, los 45 años de carrera militar que este gallego, pero «abulense adoptivo»,  lleva a sus espaldas y su carácter inquieto le han llevado a vivir experiencias dignas de cualquier relato literario, y muchas de ellas en algunos de los lugares donde se ha escrito nuestra historia reciente. Pese a todo, y a que la suya no ha sido una vida tranquila, este general de división del Cuerpo de Intendencia, actualmente en situación de reserva, le quita importancia a lo vivido que, cuando uno le oye hablar, es mucho.    

Hijo de militar, pero no de carrera,  el general Budiño nació en Pontevedra si bien a los dos años su familia se trasladó a León, donde pasó gran parte de su infancia y de donde guarda «solo recuerdos buenos». «Tuve una infancia y juventud muy feliz, no de lujos sino de estrecheces pero sin necesidades», recuerda Budiño sus primeros años de vida hasta que con ocho años la familia, y nuevamente por la profesión de su padre, se trasladó a Vigo, donde vivió hasta la mayoría de edad cuando se trasladó a Madrid con la idea de preparar su ingreso en la Academia General Militar, a la que accedió en el año 1973.

En mayo de 1975 llegó a Ávila para formarse en la Academia de Intendencia.  «Ahí empezó mi relación con Ávila. Yo le escribía cartas a mi madre y le decía: «mamá, ya queda menos para dejar esta ciudad que solo tiene curas y piedras», remomora aquel soldado que con el tiempo llegaría a ser general de división sus primeros meses en una ciudad que finalmente nunca abandonó pese a aquellas intenciones primeras.

¿Qué es lo primero que le viene a la cabeza sobre Ávila?

Santa Teresa, como ejemplo de lo que es una mujer emprendedora en época de hombres.

¿Qué es lo que más le gusta de Ávila? ¿Y lo que menos?

De Ávila me gusta todo.

Un lugar en el que se perdería

Es que Ávila no es una ciudad para perderse sino una ciudad para encontrarse; para encontrarse, por ejemplo, con amigos en el paseo del Rastro, en la calle de la Cruz Vieja o en el parque de El Soto.

Un recuerdo de su infancia

Aunque nací en Pontevedra me crié en León, y de aquella época tengo muy buenos recuerdos porque mi infancia fue muy feliz. Vivíamos al lado del colegio de Los Maristas y nuestra diversión, la mía y de mis amigos, era intentar subir una barandilla donde por debajo pasaba el ferrocarril de vía estrecha para intentar aspirar el humo de la máquina de vapor. No tendría más de cuatro o cinco años pero era una gran diversión.

Un personaje abulense que le haya marcado.

Santa Teresa. Como intendente me ha marcado mucho, ya que ella es la patrona del cuerpo y entre una y otro existe una simbiosis indisoluble. Fue una mujer ejemplar y de gran tesón e inteligencia.

¿Cuál es el mayor cambio que necesita Ávila?

Lo tengo muy claro, el transporte. Sin una buena red de transporte tanto de personas como de mercancías Ávila está perdida. Sin eso Ávila tiene una asignatura pendiente porque no nos podemos quedar en el páramo, y en medio de ninguna parte. Ya es tiempo de tener un transporte del siglo XXI, que es fundamental para el desarrollo.

¿Qué tiene que mantener?

Su calidad de vida y su patrimonio histórico y cultural.

¿Qué le parece la ciudad hoy en día?

Pues una maravilla. Yo soy muy afortunado de vivir aquí, la vida me ha llevado por muchos sitios y elegí Ávila porque lo reúne todo. De hecho estuve años trabajando fuera pero mi cuartel general siempre era Ávila porque la calidad de vida de esta ciudad es única.

¿Cómo ve la ciudad en el futuro?

Si conseguimos mejorar el transporte y apoyamos a la pequeña y mediana empresa yo creo que en Ávila hay mucho potencial.

¿Qué puede aportar a la ciudad?

De momento he aportado quedarme aquí y ser un ciudadano más abulense y, personalmente, y como todo viejo soldado, la experiencia y el haber vivido mil historias que la profesión me ha permitido en distintos países y con distintas gentes.