Más arte para el palacio de Caprotti

David Casillas
-

José Antonio Elvira cede al Ayuntamiento una escultura que representa a un vetón con un perro

El Palacio de Caprotti (o Superunda), el último gran espacio cultural abierto en la ciudad de Ávila, acaba de enriquecer su rico contenido artístico con la recepción de una escultura cuyo uso ha cedido el escultor José Antonio Elvira, un creador de tanta calidad como imaginación capaz de convertir los materiales de desecho en arte capaz de satisfacer los más altos niveles de exigencia.

La pieza que Elvira ha donado al palacio de Caprotti, que lleva por título Los perros del vetón, representa a un impresionante guerrero celta de 2,15 metros de altura que tiene en su brazo izquierdo un escudo y una lanza y en la derecha una cadena que sujeta un perro. El propio artista aclaró la posible contradicción que puede existir entre el título de la obra, en plural, y la presencia de un único can, explicando que aunque ahora sólo hay un perro el conjunto es susceptible de contar en el futuro inmediato con otros animales, uno que ya tiene acabado (un galgo cojo) y otros que tiene en proyecto.

La obra, impresionante y admirable, ha sido instalada provisionalmente en el vestíbulo del Palacio, pero su ubicación definitiva se consensuará con el arquitecto del proyecto de restauración del edificio.

Elvira practica en esta obra, alcanzando nuevas cotas de perfección, ese estilo tan suyo de soldar hierros desechados a los que convierte, encontrando insospechados paralelismos con formas de personas y animales, en piezas de un puzzle de enorme significado. La rejilla de una televisión se transforma en un costillar, una reja de arado en parte de un vestido, un tornillo en una nariz, unos clavos retorcidos en una barba desgreñada y el foco de un ‘dos caballos’ en el casco de un guerrero vetón; precisamente ese foco, explicó ayer, fue el origen de la escultura cedida y la medida de su escala.

Si a ese prodigio de mutación de la basura en arte, a esa práctica tridimensional de la greguería que a todos asombra, se suma el logro de un dinamismo que da a las piezas la impresión de inmediato movimiento, el resultado es una obra que bien merece el aplauso porque regala mucho disfrute estético.

El alcalde de Ávila agradeció a Elvira  «este acto de generosidad» con la ciudad, asegurando que esa pieza, «llena de simbología porque recupera el pasado de donde venimos», ayuda a «hacer aún más grande este palacio».