LA Navidad es tiempo de alegría, esperanza, regalos y largas reuniones en familia. Y es tiempo, también, de disfrutar de la buena mesa, con comidas interminables y platos algo más elaborados que los de costumbre, a los que se les pone siempre el broche de oro con deliciosas bandejas de dulces propios de la época.
Y llegados a ese punto de la comida o de la cena, en Ávila resulta muy fácil conquistar los paladares más exigentes gracias a los productos que desde hace décadas elaboran nuestros expertos reposteros.
Les hablamos, por ejemplo, de las hermanas clarisas en el convento de Santa María de Jesús. Las delicadas manos de las religiosas trabajan cada día para ofrecer a abulenses y gente llegada de fuera dulces de primer nivel, elaborados sin conservantes ni colorantes, como explica a Diario de Ávila la hermana Eloísa.
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