La lechuza, una alternativa

Ana Agustín
-

El control biológico de plagas de topillos mediante la utilización de cajas nidos para cernícalos vulgares y lechuzas comunes, es una medida implantada en El Oso, pionero en la provincia en este proyecto

Grupo de escolares que participó en la instalación de los postes con cajas nido de cernícalo vulgar y lechuza común. - Foto: J.C.R.

El topillo campesino (Microtus arvalis) es una especie de roedor que ha colonizado Castilla y León en las ultimas décadas, llegando a ser una de las plagas agrícolas más importantes debido a los daños económicos que ocasiona. Se trata de un herbívoro estricto que causa graves pérdidas económicas cuando el cereal esta brotando, o en explotaciones de pastos y alfalfas, esto es, a partir del periodo primaveral.

Los agricultores de la Moraña se han mostrado preocupados estos días al haber advertido una proliferación muy importante de estos roedores en sus tierras, una circunstancia que les ha obligado a poner en alerta a la Junta de Castilla y León para que les concedan los permisos oportunos con el fin de tomar medidas encaminadas a diezmar su presencia.

Sin embargo, a las ya conocidas, como la quema controlada de lindes y cunetas o la utilización de venenos (poco recomendados), se suman ahora otras medidas biológicas para el control de la población de topillos en medios agrarios que, al parecer, son muy eficaces. Estas propuestas han sido impulsadas en la provincia de Ávila por el Grupo de Rehabilitación de Fauna Autóctona y su Hábitat (Grefa) y se han empezado a poner en marcha en El Oso, único municipio de la provincia que ha instalado nidos artificiales o cajas nido para cernícalos vulgares y lechuzas comunes. Se convierte así en pionero en un proyecto que, sin embargo, Grefa viene desarrollando desde el pasado 2009 en Castilla y León y que consiste en la instalación de postes con cajas nido para estos dos tipos de aves, cuya base de alimentación son los topillos. En el término municipal de El Oso se instalaron a finales de la primavera y principios de verano un total de 100 nidos artificiales, 70 de cernícalo vulgar y 30 de lechuza común. La actividad se desarrolló durante unas jornadas medioambientales y contó con la participación de escolares de Ávila. Sin embargo, habrá que esperar al comienzo de esta próxima primavera, periodo de anidamiento de estas aves, para conocer los resultados de esta medida de control de topillos. Según los datos que baraja Alfonso Paz, biólogo de Grefa y responsable del proyecto de ‘Control biológico de plagas de topillos en medios agrarios de El Oso’, una pareja de cernícalos vulgares puede cazar unos 700 topillos durante el periodo reproductor (de abril a julio) mientras que una de lechuza común puede llegar hasta el millar de capturas. De tal manera, esta medida de control de plagas de topillos se ha convertido en un modelo alternativo preventivo, económico y ecológico. Y es que, cabe recordar que la aplicación de rodenticidas químicos para proteger los cultivos puede provocar pérdidas en el sector cinegético por intoxicación de especies granívoras, así como daños en el patrimonio natural por especies que consumen el cebo o depredadores que se alimentan de especies intoxicadas. La quema controlada de lindes y cunetas también tiene sus riesgos mientras que la instalación de estos nidos artificiales, que se ubican en postes, han demostrado su eficacia y además se convierten también en posaderos para otras rapaces que no tienen dónde otear posibles presas, al ser prácticamente inexistente la presencia de árboles en zonas como la Moraña, planicie dedicada a las tierras de labor.

Alfonso Paz recomienda también a los agricultores que hayan detectado una colonia de topillos en sus tierras, que instalen estacas de metro y medio de altura que puedan servir de posaderos.