'La Junta lleva más de un año sin pagar los daños del lobo'

Mayte Rodríguez
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Ganaderos de los valles del Alberche y Amblés se reunieron ayer con representantes de la Administración para urgir una solución a la «situación crítica» derivada de los ataques

La ganadería de Julián Calvo, situada en Navalacruz, sufrió el pasado año «quince ataques de lobo», a cuyos daños hay que sumar «otros quince terneros» que resultaron «desaparecidos» como consecuencia de la acción de los cánidos, lo que supone unas pérdidas económicas aproximadas de unos 18.000 euros, de los que hasta ahora  no ha recibido compensación alguna.  Así lo explicó este martes poco antes de acudir a la reunión que un grupo de ganaderos del Valle del Alberche y del Valle Amblés mantuvieron con el delegado territorial de la Junta en Ávila, Francisco José Sánchez, y con la jefa del Servicio Territorial de Medio Ambiente, Rosa San Segundo. De ese encuentro, los ganaderos apenas sacaron ningún compromiso en claro. «Nos han dicho que llevarán a la Consejería -de Medio Ambiente- nuestra queja del enorme retraso con el que la Junta tramita los expedientes, lleva más de un año sin pagarnos los daños del lobos», afirmó Jesús Muñoz, responsable provincial de UCCL, a la salida de la reunión.

Los ganaderos pusieron sobre la mesa un planteamiento que no es nuevo: «Si tiene que haber lobos, que la Administración los aísle en reservas situadas en terrenos comunales para que no ataquen al ganado», aunque esta propuesta no es vista con buenos ojos por parte de la Junta de Castilla y León, apuntó Muñoz. «Tampoco quieren que el lobo sea especie cinegética, así que si nada de esto es viable para ellos tendrán que pagar los daños que causan» los cánidos sobre la ganadería, lo que para los afectados debe incluir también «el lucro cesante y los daños colaterales» de los ataques, tal como propusieron en la reunión.

Pese a la sentencia judicial que respalda el derecho de los ganaderos a ser indemnizados, la demora de la Junta de Castilla y León está acabando con su paciencia, tal como pusieron este martes de manifiesto ante la prensa.

La situación ha llegado a tal «límite» que Julián Calvo se está viendo obligado a mantener «en corrales» un centenar de reses para evitar que los lobo acaben con ellas. «Esos animales deberían estar en el campo para poder comer» los pastos abundantes que hay durante «tres o cuatro meses», pero su dueño teme el ataque de los cánidos y sus fatales consecuencias porque ya los ha sufrido. «A este paso, la ganadería extensiva de Ávila  desaparece», augura Jesús Muñoz.