Sonrisas y lágrimas en el Adolfo Suárez

A.S.G.
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Autocrítica. ElReal Ávila se llevó un duro varapalo ante La Granja en un mal encuentro de los encarnados, que tras adelantarse desde el punto de penalti, caían estrepitosamente ante los granjeños

Encuentro entre el Real Ávila y La Granja. - Foto: Antonio Bartolomé

Real Ávila, 1

 

La Granja, 2

Darío

Josito

Javi

Albert

Jose María

Alex Rabadán

Viciedo

(Kilian, 45’)

Benji

(Samu, 45’)

Morilla

Vitolo

(Borja, 67’)

Adrián

  Truji

Adrián

Michel

(Pocho, 45’)

Pluma

Víctor

Domingo

Guiller

Buby

(Mario, 74’)

Yubero

Chiqui

(David Martín, 63’)

Juanlu

Goles

1-0 (minuto 28) Álex Rabadán de penalti; 1-1 (minuto 64) Guiller de penalti; 1-2 (minuto 82) Mario

Árbitros

Falagán Herrero. Mostró cartulinas amarillas a los locales Josito, Samu y Adrián; y a los visitantes Guiller, Chiqui y Pluma

Incidencias

Encuentro correspondiente a la octava jornada de la Tercera División, disputado en el Adolfo Suárez ante cerca de 350 espectadores.

El Real Ávila buscaba el pleno al ‘12’ y se llevó un varapalo.Tras la victoria ante el Almazán en el club encarnado tenían claro que estaban ante el momento –por sensaciones y calendario incluido– de marcarse como objetivo sacar los próximos tres encuentros y sumar 12 puntos desde los que abordar la temporada, o al menos las próximas semanas, desde otra perspectiva.Sin embargo, a la primera vino el primer tropiezo. Y de los serios. Porque el Real Ávila no sólo se dejó los puntos ante La Granja, que llegaba poco menos que desahuciada y como nuevo colista y salió reforzada y sumiendo al club encarnado, su afición y su vestuario en un mar de dudas. Porque en esto del fútbol de la calma y la paciencia a la intranquilidad bastan un par de malos resultados o goles en contra. Y el equipo encarnado empieza a sumar de ambos a partes iguales. Cuesta entender el por qué.En ello tiene un arduo trabajo Borja Jiménez, al que se le acumulan los frentes.Porque a la falta de gol –tuvo que ser a balón parado como llegara el primero y único de los encarnados en la tarde del domingo– se unió la imagen de un equipo descolocado e incapaz de ser el conjunto dominador que se espera y se quiere. Al menos en casa. «De haber podido hubiera cambiado a los once» sentenció Borja Jiménez al final del duelo. Sólo pudo cambiar a tres, pero bien es cierto que el equipo necesita un ‘reseteo’ urgente porque las jornadas pasan y los resultados no acaban de llegar.  

La Granja llegó con la necesidad de pelear por los tres puntos.La misma urgencia tenía el equipo encarnado. Sin embargo no se plasmó, al menos no en el dominio del balón en un duelo donde los locales arrancaron con dos puntas, uno de ellos Vitolo, al que Borja apostó por por sacarle de la mediapunta después de los últimos partidos del canario, cuya pegada parece invitarle a estar más cerca de  la zona donde hay que cerrar las ocasiones que donde se crean. Sin embargo, fuera por ello o por un doble pivote donde Álex Rabadán y Viciedo compartieron trabajo pero no construcción –no se escalonaron– lo cierto es que el encuentro fue en sus primeros minutos un descontrol que parecía beneficiar a La Granja y alimentaba los rumores de una grada intranquila por el devenir de un duelo donde habían visto más a los granjeños rondar la meta de Darío.

Si a Chiqui pareció pesarle la morriña de haber defendido los colores encarnados cuando remataba, blandito y a las manos de Darío –minuto 6– desde la frontal del área, a Juanlu le faltó fe cuando la pegaba duro desde lejos esperando que la media salida de Darío jugara a su favor. Y en el descontrol del partido el Ávila encontró un regalo inesperado. Pluma –minuto 27– derribaba a Adrián cuando el ‘9’ ingresaba en el área. Fue un regalo en una jugada con más visos de acabar en la frustración del balón perdido por línea de fondo que en el éxito y la gloria de algo provechoso. Álex tomó la responsabilidad y no falló. Truji adivinó el costado, pero no la altura. La tocó con el pie, pero no fue suficiente para atajar lo que supuso el 1-0.

En otras circunstancias, ante el colista y en el Adolfo Suárez, hubiera supuesto al rival deshacerse como un azucarillo. Aguantó el tipo el equipo de Javier Jadraque, que siguió probando suerte ante Darío. Lo hizo a balón parado –llegó a lanzar tres córners de forma consecutiva– y desde lejos. Domingo sacó un córner –minuto 41– cuando su disparo, mordido, no pudo atajarlo Darío, que no terminaba de dar la seguridad que sus guantes pueden llegar a ofrecer. La oportunidad no fue a mayores en un duelo que alcanzaría el descanso con más pena que gloria. El espectáculo no era el esperado.

El paso por vestuarios hizo el resto. Borja Jiménez sentó de una tacada a Benji y Viciedo y apostó por Kilian y Samu, que debutaba –con más excitación de lo normal– con el equipo tras su reciente incorporación esta misma semana. Jadraque movió ficha, aunque en su caso por los problemas con los que terminó Michel. Pocho entraba en un segundo acto donde los granjeños necesitaban dar la vuelta al marcador.

Saltó con otro brío el Ávila. Al menos de inicio. Pero el fervor le duró poco. Lo mismo que a Álex Rabadán le duró el impulso de presionar, pedirla y tratar de mover a un equipo que daba demasiados síntomas de apatía.Aún así los primeros minutos fueron un buen argumento para cambiar el guión.

El ‘11’ asumió galones. De sus botas pareció querer emerger otro Real Ávila. Si en el 50’ Adrián se llevaba las manos a la cabeza cuando un defensor le birlaba una clara ocasión para rematar de cabeza, en el 57’ se llevaría los aplausos de la grada, más por su entrega que por su fútbol, cuando recibía un buen balón de Álex –que había birlado la cartera a un ya fatigado Chiqui– y tras sentar a Pocho optó por centrar antes que disparar. La idea fue buena, pero la ejecución no.

Mientras Truji demostró ser un manojo de nervios –casi convierte en gol una falta lejana de Vitolo– en cada una de las acciones que ejecutaba, invitando a los encarnados a probar sus guantes, La Granja encontró el empate por la misma vía que el Ávila, de penalti. Albert derribaba al borde del área a Domingo. Lo protestó el Ávila. Sobre todo Josito, que se llevó en ello la amarilla. Guiller ajustó su lanzamiento al palo, donde Darío, que se lanzó bien, no pudo llegar. Era el 1-1. La moneda estaba ahora del lado de los granjeños.

El partido rondaba entre el desbarajuste, el miedo, la ansiedad y lo desconcertante en un final de partido donde el tanto de los granjeños era cuestión de minutos. Y así fue. Guiller lo tuvo cerca –minuto 81– cuando caía a sus pies un rechace de Darío, y lo logró Mario apenas un minuto después en una jugada que retrató a la defensa local. Juanlu, entre todos, sacó un buen disparo que Darío despejaba en una gran estirada. La mala suerte quiso que Mario recogiera el esférico en el vértice del área. Su disparo, ajustado, entró tras pegar al palo. Era el 1-2.Fue como una sentencia esperada para un equipo que supo inmediatamente del ‘pecado’ cometido. Por delante tienen una semana para recapacitar y reconducirlos. Mimbres hay, aunque muchos piensen lo contrario. Pensar en ello es quizás ahora lo mejor. Reconciliarse con la afición, lo más inmediato.El próximo duelo ante La Virgen del Camino será la mejor oportunidad.