LA Pasión de Cristo tuvo su tradicional prólogo en Ávila en un concurrido Viernes de Dolores. La segunda Semana Santa de Ávila con título de Interés Turístico Internacional se abrió este viernes de la mano del Vía Matris, la procesión que organiza la Cofradía del Santísimo Cristo de los Afligidos y la única en la que la mayoría de cofrades salen a cara descubierta.
La principal novedad de este año llegó de la mano de la celebración del V Centenario del nacimiento de Santa Teresa en la ciudad. En la víspera del día clave, la procesión que simboliza el camino de dolor y fe que vive la madre de Jesús ante la muerte del hijo trasladó su salida desde la iglesia de la Santa hasta el Palacio de Polentinos, con un significativo cambio de recorrido respecto a las últimas ediciones. El trayecto volvió a ser intramuros íntegramente.
Con buena temperatura y una importante afluencia de público en el corazón de Ávila, lo que sí se mantuvo intacta fue la sobriedad que volvieron aportar elementos como el traje monacal de los cofrades, las cruces de madera que portan y las siete estaciones del Vía Matris, lecturas de los dolores de María que este año se llevaron a cabo seguidas en el interior del patio, intercaladas con los temas del grupo de dulzaina Nueva Era y con la presencia del padre carmelita Antonio González, además de concejalas del Ayuntamiento y el director del Archivo General Militar, Manuel Enrique Morales. A él, precisamente, le dedicaron las últimas palabras en agradecimiento por las facilidades para el uso de las instalaciones, a lo que él respondió con un ramo de flores y con un «es vuestra casa». La estación de penitencia estuvo dedicada a las 150 víctimas del avión estrellado en Los Alpes y a todas las víctimas de conflictos bélicos.
Frente a los cofrades, junto a los que se encontraban nueve presas de la cárcel de Brieva (son hermanas honoríficas), descansaba el único paso, el compuesto por el Santísimo Cristo de los Afligidos, una talla que muestra la crucifixión en inclinación, y Nuestra Señora de la Paz.