Los primeros pasos del castellano

David Casillas
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El Auditorio de San Francisco acoge una muestra sobre el origen del español a través de documentos históricos singulares

Gonzalo Santonja y Sonsoles Sánchez Reyes inauguraron la exposición. - Foto: Antonio Bartolomé

El Instituto Castellano y Leonés de la Lengua, que está regalando a la ciudad de Ávila con algunas de sus más interesantes exposiciones itinerantes, invita de nuevo a descubrir e interesarse un poco más por aspectos relevantes de nuestro pasado cultural común –a veces desgraciadamente olvidado o poco conocido– a través de ese cauce didáctico de muestras muy bien concebidas y estructuradas, centrándose en esta ocasión en algo tan fundamental como es el origen del idioma español.

Ese viaje el pasado para conocer los primeros pasos del que quizás es nuestro mayor patrimonio, una lengua que hablan millones de personas en todo el mundo, se realiza a través de una serie de vestigios con muchos siglos de vida que dejan constancia de cómo el deterioro del latín, a veces por ignorancia, a veces por comodidad, a veces por pura evolución, derivó en una nueva forma de hablar y de escribir que acabaría siendo el idioma español.

Gonzalo Santonja, presidente del Patronato de la Fundación Instituto Castellano y Leonés de la Lengua y comisario de la muestra, que la inauguró ayer acompañado por Sonsoles Sánchez-Reyes, teniente de alcalde de Cultura, manifestó que esta exposición, de la que reconoció que «soy juez y parte y por tanto no puedo dejar de ser subjetivo, es muy interesante», algo que «es mérito de todos, especialmente de nuestra lengua universal y fascinante».

Tratándose de una ventana para conocer el origen del castellano, Gonzalo Santonja apuntó que «es muy oportuno traer esta exposición a Ávila, la tierra de las pizarras visigodas de Diego Álvaro», unos vestigios en piedra «que documentan el proceso de disolución del latín y en los cuales está el prerromance», paso anterior «a la lengua romance de la que habla esta exposición, nacida en unos siglos oscuros y en ciertos aspectos inciertos».

Esas contadas y magníficas huellas que han quedado del origen del español, y que se reúnen en esta muestra para disfrute de cualquier interesado en nuestro idioma, se reparten entre una serie de documentos rescatados a la voracidad del tiempo que son de singular valor documental y, también, de riquísimo valor estético.

Beatos y cartularios. Acá puede verse (evidentemente en copia facsímil) la Nodizia de Kesos, el más antiguo testimonio del romance hablado en León en la segunda mitad del siglo X, un documento escrito por un monje aprovechando el dorso de un documento en pergamino para dar fe de los quesos que gastó el monasterio aquel año; allá lucen los ‘becerros’, cartularios que son «documentos de importancia excepcional porque recogen el lenguaje hablado del momento –siglo X– queriendo escribir en latín, pero se les escapa lo antinormativo» y ahí comienza a asomar el incipiente castellano; al fondo brillan  un puñado de beatos que, además  de guardar también la perversión del latín, son en sí mismos verdaderas obras de arte que se disfrutan por muchos motivos. En conjunto, una envidiable colección de documentos que conforman una exposición «ágil, bonita, entretenida y atractiva» que ayuda «a sentirnos orgullosos de nuestro patrimonio».

La exposición, a la que tanto Gonzalo Santonja como Sonsoles Sánchez-Reyes animaron a visitar a todos los abulenses, podrá visitarse durante todo el mes de noviembre en el Auditorio de San Francisco, de martes a viernes de 19,00 a 21,00 horas, sábados de 12,00 a 14,00 y de 19,00 a 21,00, y domingos sólo de 12,00 a 14,00 horas.