Más goles que juego

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El Real Ávila fulmina al Cuéllar a balón parado. A falta de ocasiones a base de crearlas, los locales aprovecharon la endeblez defensiva segoviana en tres faltas laterales para sentenciar el encuentro

Partido del Real Ávila. - Foto: David Castro

Tal y como se esperaba, el Real Ávila se impuso al colista de la competición, el conjunto segoviano del Cuéllar, pero lo hizo con poco fútbol y aprovechando tres jugadas a balón parado, lo que no dice mucho del conjunto abulense, cuyos componentes, desde técnico a jugadores, reconocían al final del encuentro que el equipo no había estado muy allá, pero por lo menos había ganado.  

Cuando se afronta un encuentro contra un equipo de las características del Cuéllar, ya desahuciado y eso que queda todo un mundo, el peligro es que el gol tarde en llegar. Pues hasta en esto el Ávila tuvo todo a favor, porque no se había cumplido aún el primer minuto de juego cuando Cabrera empujaba mansamente a la red un balón suelto tras saque de falta. Con 89 minutos por delante y el marcador a favor, se esperaba mucho más del Ávila que lo que luego ofreció al escaso público que acudió al Adolfo Suárez, y que en varios momentos hizo público y sonoro su descontento.

A raíz del tempranero tanto, el Cuéllar, que ya no tenía nada que perder le perdió el miedo al encuentro y se fue hacia la portería de Pindado, otra ventaja más que los abulenses no explotaron lo suficiente, todo lo contrario de lo que pasó con la segunda falta lateral casi del mismo sitio que la que se tradujo en el primer gol, y que terminó de igual manera que la primera: la puso Andrés y la remató Cabrera a la red.

Ya parecía todo vendido, y por eso el Ávila se dedicó a sestear. Con poco juego, sin tensión, dejando pasar los minutos, se llegó al descanso, eso sí, con la sensación de que el trabajo ya estaba hecho.

La caída de tensión local se acrecentó aún más en el arranque de la segunda parte, lo que aprovechó el Cuéllar para acercarse y soñar. Monedero se sacó un gol de la nada y el Ávila vio como ya no lo tenía tan claro. Había que espabilarse de nuevo. Con Chiqui en plan discreto, Portilla desaparecido y desabastecido de balones, e Iván inédito, al equipo lo sostenían Philip, Cabrera y Javi. El Cuéllar se lo creía, pero dos faltas en cuatro minutos de Sáez le mandabana la caseta, camino que luego seguirían Rubo y Raposo, en un final de encuentro que Javi, también a saque de falta, le quitó interés.