La negociación ha terminado

ENRIQUE JOSÉ GUTIÉRREZ
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El nuevo shooter táctico de Ubisoft trae un montón de buenas ideas y un original planteamiento, premiando el trabajo en equipo y avanzar con cautela. Tom Clansy's Rainbow Six Siege se encuentra disponible para PlayStation 4, Xbox One y PC

La serie Rainbow Six siempre se ha caracterizado por ofrecer algo más que tiroteos sin sentido. Bajo el amparo de Tom Clancy, todas sus entregas han permitido experimentar historias de intriga y espionaje, con propuestas diferentes a lo que se puede encontrar en otros juegos similares. En esta ocasión, lo que se pretende es convertir a los aficionados en agentes antiterroristas, especializados en desactivación de explosivos y rescate de rehenes.


Para ir acostumbrándose a las particulares mecánicas que posee el título, hay disponibles unos escenarios de entrenamiento, que permiten practicar las situaciones que se van a vivir. Es de paso obligado para todo recién llegado, ya que es el lugar ideal para ir asimilando conceptos, que se van a usar de forma masiva en el futuro. Lo siguiente debería ser ir a la Caza del Terrorista, que es un modo que puede ser abordado de forma individual, o con hasta cuatro compañeros, en el que hay que hacer frente a una terrible amenaza: los Máscaras Blancas. Esta organización cuenta con capacidad para realizar ataques en cualquier parte del mundo, aunque no están muy claras sus motivaciones. Los métodos que usan son brutales y efectivos, lo que los convierte en objetivo prioritario para todos los cuerpos de élite del planeta.


Una vez que se hayan completado las propuestas anteriores, está el modo Multijugador, que contiene el eje central sobre el que se asienta la experiencia. Hay tres variables distintas, que se diferencian por el objetivo a cumplir. Uno es Rehenes, en el que el equipo atacante tiene que localizar y rescatar a un personaje secuestrado, mientras los defensores hacen lo imposible por impedirlo. En Asegurar la Zona, un conjunto debe encontrar una sala que contiene material biológico de alto riesgo, y permanecer en el lugar durante un tiempo determinado. También está Bombas, que consiste en desactivar artefactos explosivos, dispersos por los escenarios, mientras los rivales entorpecen esa labor.


Lo que diferencia a este juego de los demás shooters que hay en las tiendas, es el planteamiento con el que se encaran las partidas. Lo principal es estar bien coordinado con los compañeros, tener claro el objetivo y no ir a lo loco. Las tácticas suicidas, que suelen dar buenos resultados en otros títulos del género, quedan descartadas por completo, ya que perder a un integrante del equipo, puede echar por tierra toda la estrategia del grupo. Es importante avanzar con cuidado, para no ser abatido con facilidad, y la comunicación con el resto de integrantes es casi imprescindible. Logra crear mucha tensión en los enfrentamientos, lo que dispara la alegría cuando se consigue la victoria.


Hay disponibles veinte operativos diferentes, con sutiles cambios en su armamento y equipo, pero cuentan con una habilidad única, que los convierte en especialistas de una tarea concreta. Entre los atacantes, por poner un ejemplo, se encuentra Sledge, de las Fuerzas Especiales del Reino Unido, que dispone de un martillo táctico de demolición, que es ideal para derribar barricadas. En el bando de los defensores, se puede seleccionar a Castle, que es un agente de los SWAT del FBI, que cuenta con unos paneles de blindaje enrollables, ideales para fortificar posiciones.


Es una producción que ha priorizado lo funcional, por encima del poderío visual. El aspecto gráfico no destaca por espectacular, pero los escenarios consiguen crear un ambiente muy particular. Los hay de varios tipos, desde un chalet, pasando por un consulado, hasta el mismísimo avión presidencial. Casi todas las paredes pueden ser derribadas con explosivos, además de que las balas pueden atravesarlas, creando la sensación de que ningún lugar es completamente seguro, obligando a una movilidad constante. El sonido adquiere especial protagonismo al ser de utilidad para detectar a los enemigos por el ruido de las pisadas, el crujir de la madera bajo sus zapatos, o los disparos de las armas.


Uno de los logros de Rainbow Six Siege es hacer sentir al jugador como un agente de las fuerzas especiales en acción. La atmósfera que se crea en los modos multijugador es inigualable, con momentos de tensión que suben las pulsaciones y la emoción. No es un portento tecnológico, pero contiene elementos que lo diferencian del resto de títulos de propuesta similar. Saber trabajar en equipo, usar el entorno con cabeza y avanzar cuidadosamente, son requisitos imprescindibles. La mejor forma de abordarlo es con un grupo de amigos que estén dispuestos a cooperar y a repartirse las tareas. En ese caso, no hay ningún producto en el mercado que ofrezca más diversión.