El futbolista que apostó por sí mismo para cumplir «un sueño»

A.S.G.
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Rubén Peña, que fuera delantero del Zona Norte y Real Ávila, debutó el pasado domingo en Primera División con Real Valladolid en el José Zorrilla ante el Valencia

Rubén Peña, en un encuentro de la 2008-2009 con el Zona Norte - Foto: Antonio Bartolomé

• José Luis Diezma, José ManuelManzano y Juan Herráez, fueron los técnicos de un chico «con mucho carácter que aprendió que con el trabajo semanal se puede llegar lejos».

La camiseta «está dedicada» por sus compañeros y en breve lucirá enmarcada. No es para menos. Nunca olvidará el 11 de noviembre. Siempre será el día en que debutó en Primera División, en el 76’, cuando entraba en el campo en sustitución de Bueno. El rival, el Valencia, el resultado (1-1), quizá lo menos importante. Djukic confirmaba su apuesta por un chico que llegó al promesas en verano y que apenas unos meses después se medía a todo un Primera tomando el relevo de César, el último abulense en debutar en la máxima categoría.Demasiado tiempo para una ciudad y una provincia donde las oportunidades no se regalan. Y Rubén Peña sabe de ello.

Con 21 años Peña ha cumplido el sueño de muchos futbolistas. Mucho ha cambiado desde aquel ‘endiablado’ futbolista que volvía loco a propios y extraños defendiendo la camiseta del Zona Norte en El Seminario. Un jugador cuyo carácter  y personalidad a veces ensombrecía la calidad de  un delantero que pronto se convirtió en uno de los jugadores punteros de la ciudad. Sus 38 goles en la Regional Juvenil no fueron una casualidad. «Desde alevines se le veía que tenía algo más que el resto» comenta Juan Herráez, técnico del entonces Zona Norte y que en la 2008-2009 lograba el ascenso a Nacional Juvenil. «Era un chico con un carácter muy fuerte, pero con mucha calidad», recuerda el técnico azulón. «Tenía un genio ganador en todos los sentidos» comenta uno de los entrenadores que mejor conocieron el genio del pequeño ariete. Aún resuenan en los vestuarios de El Seminario sus enfados cuando era sustituido. De ello sólo queda el recuerdo. «Ahora está plenamente centrado y asentado, se nota que ha entendido que estos viene del sacrificio y el esfuerzo».     

Su llegada al Real Ávila en diciembre de la 2009-2010 fue un momento clave en su carrera. Eran momentos complicados. Su aventura en el juvenil del Rayo Vallecano no salió como esperaba.Quizá no encontró lo que esperaba. Tal vez tampoco lo que necesitaba. «No me arrepiento pero es verdad que quizá no fue lo más oportuno», señala ahora. Sin sitio en el Zona Norte –entonces en Nacional Juvenil y con el cupo de fichas al completo– recaló en el equipo encarnado de la mano de Javi ,una figura que José Luis Manzano, entonces técnico del primer equipo, señala como primordial. «Supo controlarle, apoyarle». Tranquilidad que otros futbolistas echaron en falta para crecer. «Javier supo canalizar esa personalidad que tenía».

Fue un momento en el que «apostó por sí mismo, por quedarse con nosotros, aunque sólo le ofrecíamos entrenar y colaborar con el Regional Juvenil» recuerda José Manuel Manzano. «Nos transmitieron que era un chico con mucha personalidad, quizá crecido por la calidad que tenía, pero lo cierto es que en el día a día nos demostró que era muy humilde y pasó a ser uno de los jugadores más queridos».  

Así el pequeño ‘demonio azulón’ se calmó. Asumió una tranquilidad que empezó a dar paso a un jugador que entendió –lo que otros aún tratan– que cualidades tenía, pero el sacrificio es el único camino para conseguirlo. Poco a poco su trabajo le fue abriendo las puertas del primer equipo. Entró «con humildad y aprendiendo que el trabajo semanal era lo que importaba. Un vestuario en el que Manzano tiene claro que gente como Félix, Roberto, Jaime,Barrera o José María, entre otros, «le aportaron mucho, porque aprendió lo que significaba defender la camiseta del equipo de la ciudad», algo «que se notó en su mejor temporada», la pasada, cuando pasó a ser «indispensable».

Dos años con José Manuel Manzano dejaron claro en el Adolfo Suárez que no era un futbolista de Tercera. Se le quedaba pequeña. ¿Su techo? Entonces era una incógnita. Con la llegada de Diezma despegó. «Era un chico de una categoría superior, eso se veía» señala José Luis Diezma, su último técnico en el Real Ávila. Un entrenador al que le llegó «más maduro». Y eso se notaba. «Se dio cuenta de que necesitaba hacer otras cosas y cada día que pasaba se hacía mejor» comenta un entrenador que entendió su salida hacia el Real Valladolid B como una gran oportunidad. «Necesitaba estar con chicos de su edad que tuvieran su mismo hambre».

Todos tienen claro que esto es un primer paso, que no ha hecho sino comenzar.Al fin y al cabo Peña es y será un futbolista capaz de moldearse a sí mismo. Y eso es un reto que no todos consiguen.