«De soltero, Urdangarín no pagaba las tasas municipales»

JAVIER M. FAYA (SPC)
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Entrevista a Pere Brachfield, director de la plataforma contra la morosidad

«De soltero, Urdangarín no pagaba las tasas municipales»

Acaba de salir a la venta Análisis del moroso profesional (Profit Editorial), que firma Pere Brachfield, que combina la crítica social, la sátira, la Historia, el Derecho, la Economía, finanzas, religión, literatura, noticias, anécdotas, prensa rosa, crónica de sucesos y humor. Lo peor de todo es que estamos ante un problema muy grave en España por mucho que le eche el director de la Plataforma Multisectorial contra la Morosidad (PMcM) sal y pimienta. Desde el inicio de la crisis en 2008, más de medio millón de empresas tuvieron que echar el cierre. «Un elevado porcentaje de éstas se hubiera salvado si la Administración hubieran cumplido con la ley».

¿La morosidad es algo inherente al español?

En cada país, en función de una serie de condicionantes de tipo histórico, cultural, económico, jurídico y sociológico, existe una forma diferente de pagar las deudas. Por tanto, los hábitos de pago de cada país son diferentes, y éstos vienen condicionados por determinantes que han intervenido en su consolidación a través de muchas generaciones. Sin duda, existen razones de índole económica, financiera, jurídica, social y cultural que explican el fenómeno de la morosidad en España. Ahora bien, la morosidad no solo es inherente a España sino que existe en todo el arco mediterráneo y, por supuesto, en Iberoamérica.

¿Se puede considerar a nuestro país un paraíso para el que no paga de forma intencional?

Desde luego.

¿Yde quién es la culpa?

En parte de los proveedores, que lo consienten y no exigen intereses de demora ni presentan una reclamación judicial con tal de vender y conservar a sus clientes.

¿Qué pretende con su obra?

El objetivo de este libro es informar, intrigar y divertir al lector a través de una crítica social de los morosos contumaces. La obra está pensada para formar y entretener, pero también tiene el propósito de censurar la conducta de los morosos empedernidos. En consecuencia, les dejo al desnudo y descubro su modus operandi.

Cuente casos de famosos.

Bueno, me tengo que limitar a aquellos casos que se han publicado en los medios o que han salido en registros públicos ya que cuando me dedicaba a la recuperación de deudas para entidades bancarias tuve la ocasión de reclamar impagos a varias celebrities, pero estoy obligado a guardar silencio por deontología profesional. El caso más curioso que explico en mi libro es el affaire de los impagos de Iñaki Urdangarín cuando todavía era soltero y jugaba al balonmano en el Barcelona. Demostró una conducta poco ejemplar a la hora de pagar sus impuestos con el Ayuntamiento de la Ciudad Condal, ya que no había liquidado ninguno en cuatro años. Un mes antes de su boda, fue acusado de morosidad en un periódico que reveló que tenía una deuda de casi un millón de pesetas en multas e impuestos acumulados desde 1993. Al destaparse el escándalo, se apresuró a pagar. Por cierto, el funcionario que reveló la información fue expedientado y expulsado.

¿Ha mejorado realmente la situación de los sufridos caseros?

En los últimos años, se han aprobado diversas leyes para combatir la morosidad de los arrendamientos urbanos y agilizar los desahucios; en particular la Ley 4/2013, de 4 de junio, de medidas de flexibilización y fomento del mercado del alquiler ha modificado de nuevo el juicio de desahucio por falta de pago. Sin embargo, el problema de la Justicia es su lentitud, debido en gran parte a la falta de medios técnicos y recursos humanos que padecen los tribunales desde hace décadas. Todo esto se ha agravado en los últimos cuatro años con la avalancha de demandas que han inundado los juzgados, que tienen que trabajar con recursos escasos. La solución es claramente política; el Estado debe dedicar más medios en los presupuestos para modernizarlos.

¿Cómo calificaría las últimas leyes contra la morosidad?

En los últimos años se han promulgado cuatro. No obstante su implementación en la realidad empresarial es pobre. El insigne jurista Federico de Castro y Bravo expresó en una ocasión la siguiente máxima: En España, la abundancia de leyes se mitiga con su incumplimiento. El hecho de que uno de los primeros juristas españoles del siglo XX pronunciara esta lapidaria sentencia nos lleva a pensar que estableció una irónica regla no escrita de derecho; las leyes se publican en el BOE, pero luego nadie se encarga de realizar una función coercitiva para asegurar el cumplimiento de la norma jurídica.

¿Qué sugiere entonces?

Hay que aprobar un reglamento sancionador para que se cumpla la ley, ya que una norma jurídica no aplicada es peor que la ausencia de la misma. Se debe aplicar un régimen sancionador. Sin penalizaciones administrativas a las empresas insumisas, será imposible conseguir el cumplimiento efectivo de la legislación antimorosidad. Consecuentemente, sería deseable que cuanto antes el legislador plasme en un reglamento el régimen sancionador.

El IVA ha sido la puntilla para muchas empresas que se ahogaban rodeadas de morosos.

Estoy convencido de que muchos negocios habrían sobrevivido si se hubiera seguido la recomendación de la Plataforma Multisectorial contra la Morosidad de promulgar la inversión del sujeto pasivo del IVA en caso de impago prolongado de la factura; de modo que al cliente moroso que no paga lo que debe se le imponga la obligación de liquidar el IVA repercutido en las facturas que no ha pagado y que no sea el acreedor que no cobra el que tenga que liquidar de su propio bolsillo un IVA que a lo peor nunca recibirá ni recuperará.

Por último, y perdone que me meta en su intimidad, ¿le debe dinero a alguien?, ¿y a usted?

Debo dinero al banco como casi todo el mundo por la hipoteca. Afortunadamente, no tengo ningún deudor moroso ya que escojo muy bien a mis clientes antes de trabajar para ellos. En algún caso, alguno se ha retrasado ya que estamos pasando una grave crisis de liquidez, pero siempre me han acabado abonando mis facturas. Así que no se puede decir aquello de que en casa del herrero...