El regreso de Isabel

Ana Agustín
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La representación del Pacto de los Toros de Guisando convocó en el paraje donde se hallan los animales de piedra de época prerromana a más de 1.500 personas y un centenar de jinetes a caballo de toda la comarca

El regreso de Isabel

fiesta de reciente creación pero que espera llegar a  alcanzar una gran popularidad y arraigo entre los numerosos vecinos de toda la comarca que se acercan hasta este municipio. La localidad de El Tiemblo celebró este fin de semana su II Mercado Medieval que cuenta, como plato estrella, con la representación del Pacto de los Toros de Guisando, un espectáculo que se celebra en el paraje en el que se levantan los monumentos pétreos que recuerdan la historia  vetona de estas tierras, un conjunto de toros o berracos de piedra de origen prerromano, unidos a la historia de este municipio.

Esta fiesta recuerda una reunión que tuvo lugar el 19 de septiembre de 1468 en el cerro de Guisando y el acuerdo que en ella se alcanzó entre el rey de Castilla Enrique IV y su hermanastra Isabel, la que después se convertiría en Isabel la Católica. Por tal jura, esta era proclamada princesa de Asturias y reconocida como heredera de la Corona de Castilla.

En un principio, por estas fechas El Tiemblo celebraba las ferias, que fueron viniendo a menos. Una forma de fomentarlas era, sin duda, plantear una nueva actividad y se pensó, entonces, en hacer un mercado medieval en el que se incluyera uno de los acontecimientos históricos más importantes para estas tierras. La representación del Pacto de los Toros de Guisando vino a suponer un revulsivo para todos los vecinos y parte de los habitantes de la comarca, que se dieron cita este domingo en el paraje, la mayor parte de ellos, en torno a 2.000 personas, ataviados con trajes de la época. Un centenar de caballos, provenientes de la zona y también de algunos puntos del Valle del Tiétar daban realce a esta representación que llevó a cabo la empresa Tucán. Para evitar atascos de tráfico, el Ayuntamiento dispuso mediante la Guardia Civil y los voluntarios de Protección Civil un control de acceso de vehículos, por lo que la mayoría de los espectadores se acercaban a pie hasta el lugar en una romería improvisada llena de color. Un servicio de autobuses trasladaba a quienes preferían hacer el trayecto desde le pueblo y hasta el paraje de los Toros de Guisando de esta otra manera. En cualquier caso, a partir de las 12,30 horas el lugar estaba repleto de público expectante que observaba el movimiento de los jinetes y de los actores que, también a lomos de sus caballos, representarían tan importante pasaje de la historia. Una hora, aproximadamente, duró esta recreación que intentó ajustarse lo más fielmente posible a la realidad vivida hace más de 500 años. Bien es verdad que lo que se cuenta está condensado y, también, sinceramente vivido por todos los presentes en una jornada de temperatura agradable y algo de viento que dificultó en ciertos momentos el audio de algunos fragmentos del diálogo. El pueblo llano dio vida de forma testimonial a un escenario planteado para esta representación. No se descarta que en próximas ediciones los vecinos puedan formar parte de ella, según fuentes municipales, para integrarles más en la fiesta.

el mercado medieval. Mientras tanto, en el centro del pueblo abría sus puertas una jornada más, desde su inauguración el pasado viernes, el II Mercado Medieval que congregó a medio centenar de puestos de todo tipo de productos. Curtidos, bisutería, textil, quesos, jabones, juguetes de madera,  productos de decoración, adornos medievales, plantas aromáticas y medicinales, chocolates, panes... se distribuían a partir de la plaza de España por la calle Curato hasta llegar a la plaza del Cotanillo, plaza del Pilar y calle de los Mesones. Además de los puestos con las mercancías propias de un mercado medieval actual, diferentes bodegas ofrecían sus vinos y sus viandas y, por supuesto, una gran jaima árabe daba la oportunidad de degustar diferentes tés morunos.

El ambiente era especialmente festivo en esta jornada de domingo en la que las diversas charangas de las peñas amenizaban también las calles. Tras las justas medievales, que se celebraron a partir de las 18,00 horas en la plaza de toros, pasacalles, una exhibición de aves rapaces y otras actividades, a las que se unían las atracciones permanentes para los niños, se sucedieron hasta la clausura del mercado.