El dolor de Frida

SPC
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El universo íntimo con el que la artista construyó su identidad y abordó su discapacidad física sale de México por primera vez y desembarca en una retrospectiva en Londres hasta el 4 de noviembre donde se pueden admirar más de 200 objetos personal

«Pies, para qué los quiero si tengo alas para volar», escribió Frida Kahlo en 1953 en su diario personal. Se enfrentaba a la amputación de su pierna derecha, afectada por la gangrena. Ahora, en una nueva exposición en el Museo Victoria & Albert de Londres se aborda la relación de la pintora mexicana con la discapacidad física y el dolor mental. 

«No dejó que sus dolencias la definieran, sino que las superó y las utilizó en su propia búsqueda de identidad», señala la comisaria de la muestra, Claire Wilcox. La retrospectiva Frida Kahlo: Making Herself Up estará abierta hasta el 4 de noviembre. «Sabemos que era una artista maravillosa, carismática, fotogénica e interesante, pero esa cualidad que la hace tan fascinante, quizá no podamos resumirla en una frase», añade la experta.

En la colección se presentan más de 200 objetos personales de Kahlo (1907-1954) que han sido trasladados por primera vez desde la que era la casa de sus padres, y que ahora es un museo, La casa azúl en Ciudad de México, a la capital británica. 

Su pareja, el pintor Diego Rivera, que se casó con ella dos veces, encerró las propiedades de la artista tras su fallecimiento. Cuando se abrió la cámara del tesoro en La casa azúl en 2004, aparecieron más de 300 piezas de la pintora, 6.000 fotografías y 22.000 documentos. 

Además de una colección deslumbrante de brillantes vestidos, chals y tocados de estilo tradicional, se pueden ver en la muestra numerosos pendientes, collares, bolsos, botes de perfume, pastilleros, lápices de cejas, esmalte de uñas rojo y pintalabios del color Todo es rosado. También se pueden contemplar autorretratos y algunos cuadros y dibujos de la pintora, que documentan su evolución artística, personal y política. 

Sin embargo, el tema central de la retrospectiva es la relación de la artista con su dolor físico. Cuando tenía seis años, enfermó de poliomielitis y a los 18 sufrió un grave accidente de tráfico que casi le costó la vida. Fue operada más de 30 veces y tuvo que llevar durante años corsés de acero, escayolas y cuero. «No estoy enferma, estoy rota», escribió poco antes de morir a los 47 años. «Pero estoy feliz de estar viva mientras pueda pintar», añadió.