Santos Jiménez recuerda en 'Covalverde' las muertes que provocó la guerra civil

D. Casillas
-

El escritor de Cuevas del Valle lleva al papel, sin afán reivindicativo, las conversaciones que mantuvo con los mayores de su pueblo

 
Santos Jiménez, poeta de Cuevas del Valle que se labró un merecido reconocimiento con ocho libros de poesía intensos y directos y que luego experimentó con igual suerte la incursión en el mundo de la narrativa, presentó en Ávila, abriendo un nuevo ciclo de ‘Los miércoles de la literatura en el aula José Hierro’, el último libro que ha publicado, una investigación de las muertes que los dos bandos provocaron en su pueblo en los primeros meses de la guerra civil.
Para escribir Covalverde, que así se titula el libro convirtiendo a Cuevas del Valle en una especie de territorio mítico rebautizado, Santos Jiménez llevó a cabo desde el año 2000 «un trabajo oral con gente mayor del pueblo para que me contara sus recuerdos de aquellos primeros meses de la guerra», una recuperación memorística que completó y contrastó con la labor investigadora que realizó, fundamentalmente en el Archivo Histórico del Ejército del Palacio de Polentinos.
El contenido del libro, que afirmó que «para nada quiere ser un ajuste de cuentas o una reivindicación, sólo he querido escribir, que creo que ya es un acto de valentía, para dar a conocer una realidad que era muy desconocida o estaba escondida», se centra «en los meses de agosto, septiembre y octubre de 1936», unos largos días en los que la represión significó la muerte de diez personas del bando ‘nacional’ y de 43 del ‘republicano’. 
El 18 de julio, explicó Santos Jiménez, la rebelión triunfó en Cuevas, pero durante 40 días que fueron desde finales de julio hasta el 5 de septiembre la zona «fue republicana», cambio que hizo que cuando «los nacionales volvieron a tomar el control de la comarca la represión fuese más dura». Tanto fue así, añadió el escritor, que durante toda la guerra Cuevas del Valle sufrió la muerte de un centenar de sus vecinos, un 10% de la población total.
Santos Jiménez, que ha querido hacer un libro que huele a limpio a pesar del durísimo tema que trata, lamentó que haya habido que esperar tanto para conocer una realidad que continuó oculta mucho después del final del franquismo. Satisfecho del trabajo, reconoce que «sólo me ha quedado la espina de que lo he publicado cuando casi todos los que me contaron sus recuerdos ya habían muerto, y por eso la novela la acabo dando un paseo por el cementerio, entre sus tumbas».
Como última reflexión, el escritor, que reconoce que «yo tenía otra idea cuando comencé el libro pero el trabajo y la gente me pusieron en otro sitio», apunta que «la gente debía ser más generosa y comprensiva con este tema de los asesinatos durante la guerra con quienes los sufrieron, porque creo que quienes buscan a sus familiares no practican ningún activismo político, solamente están intentando recuperar un pasado que perdieron».