La primera de las jornadas de huelga convocadas por el Sindicatos de Estudiantes tuvo reflejo en Ávila, donde se vio que la mitad de los alumnos entre 14 y 18 años no asistió a clase este miércoles. Lo que no se conocen los datos de los estudiantes universitarios (aunque según pudo saber este diario, al menos en la Escuela de Educación y Turismo el seguimiento fue amplio), la Junta de Castilla y León sí que ha hecho pública la asistencia en el resto de ciclos, aunque la protesta se convocaba para alumnos matriculados en institutos y universidades. Así se puede ver que en el segundo ciclo de ESO, para el que ya se reconoce el derecho a hacer huelga, y en el Bachillerato, no fueron a clase un 50% (1756 jóvenes), un porcentaje que en tercero y cuarto de la ESO asciende a más de 52 puntos y en Bachillerato a un 47,6. De todas formas hay que tener en cuenta que este dato se refiere a los alumnos que no asistieron a clase sin especificar el motivo, ya que los que dejaron constancia de su falta por acudir a la huelga fue de un 30,1 por ciento en el segundo ciclo de la ESO y un 22,3 en Bachillerato.
Sin duda, la huelga también tuvo su reflejo en los ciclos formativos, en este caso con un 47,5 por ciento de no asistencia a clase y de ellos un 14,5 especificando el ejercicio de su derecho a huelga.
Se trata de unos datos que dan una visión general de la repercusión de la jornada de huelga en Ávila que, como era de esperar puesto que no estaban convocados, no tuvo consecuencias apreciables en Educación Infantil y Primaria, aunque sí elevó el número de ‘faltas’ en primer ciclo de la ESO, por ejemplo con un diez por ciento en Ávila.
Eso sí, si se tienen en cuenta todos los ciclos de enseñanza, desde Primaria hasta adultos y régimen especial, los datos de la Junta, proporcionados a las 14,00 horas, se quedaban en un 11,17 por ciento.
En cuanto a los motivos de esta huelga, que ha sido secundada en Ávila por la Plataforma por al Educación Pública, FETE–UGT y el Sindicato de Enseñanza de CCOO, se trata de protestar contra el conocido como decreto ‘3+2’, que permite grados más cortos, pasando de cuatro a tres años, aumentando el máster de uno a dos años. La protesta quiere dejar patente su postura contraria, porque creen que aumentará las desigualdades, además de criticar las mayores dificultades para acceder a las becas.