Y la luz llenó la noche

Marta Martín
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'Teresa ilumina Ávila' en el convento de San José. - Foto: Antonio Bartolomé

Público asistente a una de las sesiones de 'Teresa ilumina Ávila' en la plaza de la Santa.
Público asistente a una de las sesiones de 'Teresa ilumina Ávila' en la plaza de la Santa. - Foto: Antonio Bartolomé

 
NI siquiera una discreta luna apenas visible y como colgada con hilos en el cielo de Ávila quiso restar un ápice de protagonismo a la luz que este fin de semana iluminó las dos últimas noches de la capital. 
Porque la ciudad de la Muralla ha brillado con luz propia gracias a los rayos que, en lugar del satélite, iluminaban seis enclaves únicos para la ciudad y para nuestra mística universal, cuya figura se homenajeaba con el espectáculo ‘Teresa ilumina Ávila’.
El show se despidió dejando muy buen sabor de boca a las miles de personas que a lo largo de los últimos dos fines de semana han vibrado con la música, la luz y las palabras de la propia Santa Teresa, que durante unas horas parecía haber vuelto a pasear por la ciudad que la vio nacer y en la que jugó, rezó y escribió durante tantos años.
Regresó, por ejemplo, a la actual plaza de La Santa, donde hace 500 años se levantaba la casa de su familia y donde ella vio la luz. Como si de una máquina del tiempo se tratara, la fachada de la iglesia de La Santa devolvió a todos los que se acercaron en alguna de las proyecciones al momento del nacimiento de la pequeña Teresa, cuyo llanto se oyó con fuerza y cuyos primeros pasos quedaron metafóricamente plasmados gracias a la aparición de la hierba alrededor de la Muralla y de los Cuatro Postes, el escenario de una de las anécdotas más recordadas de su infancia.
El gris del imponente edificio se tornó por unos instantes en miles de intensos colores: los de los sillares sobrepuestos a la fachada y los de las vidrieras con una protagonista indiscutible, Teresa, cuya escultura se convirtió también en el eje principal de una de las proyecciones más aplaudidas por turistas y visitantes.
Así lo fue también la diseñada para el convento de San José, primera fundación de Santa Teresa, y la segunda cita ‘con hora’ para los paseantes.
Allí, la voz de Santa Teresa se convirtió en la auténtica protagonista de una proyección sobrecogedora en algunos momentos e impactante de principio a fin.
La inconfundible caligrafía de La Santa, con algunas de sus citas más célebres, llenó la fachada del recoleto convento.Recoleto como la plaza que le acoge que, de hecho, tuvo que ser cerrada por la Policía Local en alguno de los pases ante la avalancha de gente que esperaba para disfrutar del espectáculo. Nadie, eso sí, se quedó sin verlo. Y todos pudieron ver, por ejemplo, como el agua ‘caía’ por la fachada del convento o como sus muros se venían abajo mostrando alguna de sus interioridades.
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