Inmadurez, personalismos, rensillas... Llámese como se quiera. "Las hay y las ha habido". Hacer un diagnóstico del deporte abulense no es fácil. Tratar de establecer una radiografía de lo que se cuece tras la superficie, allí donde se gestan las relaciones entre los clubes de la ciudad es hablar, en la mayoría de los casos, de división. Un tema 'tabú' para muchos, especialmente cuando las conversaciones al calor de un café tratan de llevarse a las páginas de un diario, donde los rumores toman un cariz muy distinto. Entonces los silencios imperan sobre las palabras.

"El afan de protagonismo es bestial, hay que vivirlo por dentro, a veces incluso cuesta entenderlo" comenta uno de los delegados provinciales consultados desde Diario de Ávila ante una realidad que, ciertamente, y como algunos recuerdan, "no es única de Ávila". Pero quedarse en ello no es, ni mucho menos, un consuelo en una ciudad pequeña donde los recursos económicos para mantener los proectos deportivos escasean tanto como las licencias federativas, aquellas cuyos bajos números difícilmente hacen entendible la existencia de pequeños proyectos en lugar de uno más efectivo y ambicioso. Un planteamiento en ocasiones 'cainita'.

¿Está el deporte abulense dividido? ¿Están los clubes de una misma disciplina distanciados entre sí? Es la pregunta que Diario de Ávila ha puesto sobre la mesa de aquellas personas que viven dentro del deporte de la ciudad y la respuesta mayoritaria ha sido "si". Falta de "madurez" para anteponer "el bien común al particular" en una sensación que se transmite desde aquellos que viven el deporte desde dentro.

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