A vueltas con Di María

DPA / Madrid
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El argentino brilla sobre el césped y Ancelotti está harto de que la prensa le pregunte por él

A vueltas con Di María

Diego Simeone lo proclamó como mejor jugador del Real Madrid, Carlo Ancelotti se enojó y la hinchada blanca lo aclamó: el debate en torno al futuro de Ángel Di María ha pasado a otro nivel.

Pocas veces 13 minutos dieron para tanto. El conjunto de Chamartín empató el pasado martes ante el Atlético en la ida de la Supercopa de España en un encuentro revolucionado en los instantes finales por el argentino. Fue suplente y cuando saltó al césped del Santiago Bernabéu estalló en una clamorosa ovación. Dejó claro que no quiere que se vaya.

Pasan los días y el de Rosario sigue en la disciplina ‘merengue’. No era lo esperado hace un mes, cuando se daba por segura su salida en busca de mayor reconocimiento y dinero. Es lo que le ofrecía el PSG, pero el club francés renunció a su fichaje al exceder el ‘fair-play’ financiero que le impuso la FIFA.

Los nuevos rumores apuntan al Manchester United, pero el Real Madrid no ha recibido todavía una oferta formal por un jugador al que valora en 75 millones de euros.

No es la situación deseada para ninguna de las partes. Primero, para el club, que tiene a un futbolista descontento. Segundo, para el jugador, que se entrena y juega minutos en un club en el que está a disgusto. Y tercero, para Ancelotti, quien comienza a acusar la fatiga que le genera el conflicto.

Así lo evidenció el entrenador del Real Madrid tras el partido de la Supercopa, cuando, a reiteradas preguntas de la prensa, declaró: «Es un jugador que utilizo como quiero y como pienso». A la convulsión del caso se añadió un invitado inesperado como fue Simeone. El técnico del Atlético echó más leña al fuego al asegurar: «Es el mejor jugador que tienen».

Ancelotti pareció molesto por la «intromisión» y respondió: «Diciendo eso ha olvidado al Balón de Oro (Cristiano Ronaldo), a Bale, que marcó el gol decisivo de la Copa de Europa...»

Muy criticado hasta no hace mucho por la parroquia blanca, Di María cambió radicalmente la opinión de la tribuna y ahora es uno de los grandes ídolos. Quedó evidente con la ovación que le brindó la afición y con sus aplausos cada vez que tocaba el balón. A ello asistió el presidente, Florentino Pérez, desde el palco.

El sudamericano se tomó esos 13 minutos con los que contó como una reivindicación. Cada vez que tenía el esférico en los pies, buscaba la jugada espectacular, la acción definitiva, un gol que le cargara de argumentos.

El vestuario tampoco parece ser ajeno a la peculiar situación. «El Bernabéu emitió su juicio y no hay duda de que la hinchada le quiere. Asimismo, Cristiano y Ramos se lo han hecho saber al mandatario», aseguró ayer Marca.

Así es el extraño escenario que se dibuja en estos momentos, con un futbolista que alteró el sistema nervioso del actual campeón de Europa. La paradoja es que no parece la atmósfera deseada por nadie: ni por club ni por jugador.

James. Otro que destacó sobre el terreno de juego del coliseo de la Castellana fue James Rodríguez. El colombiano comenzó en el banquillo, salió en el descanso y marcó un gol que puede valer un título. Tras varios días rodeado de dudas, vivió un debut casi soñado.

Justo cuando su equipo necesitaba oxígeno, apareció para reivindicar su figura. El soñado debut se quedó en el casi porque cuando quedaban apenas dos minutos para el final apareció Raúl García para empatar y dejar vivo el título. «El tanto le dará confianza», admitió Ancelotti.

Además, su diana fue la culminación de una noche latina en el Bernabéu que comenzó con un homenaje a Di Stéfano y que continuó con una versión de los hinchas del Real Madrid del famoso cántico argentino «Brasil, decime qué se siente».