Dorado, sabroso y de la tierra

M.M.G.
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Navaluenga acogió este sábado la III Feria Comarcal del Melocotón y de Productos de la Tierra • Una treintena de expositores hizo las delicias de los cientos de personas que se acercaron a la localidad

Feria del melocotón y productos de la tierra de Navaluenga. - Foto: Pablo

 DICEN los que de esto entienden que si el melocotón de la comarca del Alberche es bueno es por el agua que riega estas tierras. Limpia, cristalina y fría, muy fría, el agua que baja del deshielo de Gredos hace su trabajo para que los pequeños agricultores de la zona recolecten un fruto dorado, dulce, jugoso y único.

Por eso presumen de ello y por eso lo ofrecen siempre que tienen ocasión. Como ocurrió este sábado en la plaza principal de Navaluenga, donde se desarrolló la tercera edición de la Feria Comarcal del Melocotón y Productos de la Tierra.

Vista desde el balcón del Ayuntamiento, la plaza parecía un hormiguero. Un hormiguero, sí, pero con aroma a melocotón.

Cientos de personas recorrieron durante toda la mañana la treintena de puestos de otros tantos pequeños productores del pueblo y otros llegados de fuera con exquisiteces como el queso, la miel, la cerveza o el vino.

«Yo he viajado mucho y el melocotón de esta zona no lo he visto en ningún lado». Así nos recibía Julián, agricultor de Navaluenga que defiende lo natural y que presume de continuar una tradición que hace años arrancó su familia política.

Porque tradición es una palabra que se repite mucho en Navaluenga. Y como no quieren que se pierda la costumbre de cultivar y vender los mejores melocotones del país, se esfuerzan por mantener vivos sus huertos, regados, por ejemplo, del agua que baja del pico de las Rubieras, como nos contaban Víctor y Victoria, un encantador y «feliz» matrimonio para el que iniciativas como la de la feria de ayer son «formidables» si lo que se quiere es que el melocotón del Alberche no caiga en saco roto.

Humildad y Luis, otro matrimonio del pueblo, también ponen su granito de arena para que no ocurre. En su caso, lo hacen después de regresar de 40 años de trabajo en Madrid y decidir vivir su retiro en Navaluenga cultivando fruta y verdura. «Sacamos para nosotros y un poquito para vender», ponían sobre la mesa la situación de la inmensa mayoría de los expositores de la feria, como Carmen y Franco, que entre bromas aseguraban que sólo de la pensión no se puede vivir; o como Mariano, que acompañado de su mujer y de su hija nos confirmaba lo que todos podrían haber hecho sus compañeros: que éste ha sido un muy buen año para la cosecha por la ausencia de heladas.

Y entre tantos puestos de melocotones, tomates, patatas y demás delicias de Navaluenga encontramos también el de la Bodega 7 Navas o Cultivae, una nueva propuesta de agricultura a través del alquiler de pequeños huertos, así como los instalados por productores llegados de fuera, de pueblos como El Barraco o Navandrinal, en ambos casos de la mano del queso (de Elvira García y Vailecus respectivamente) o de Hoyocasero, como la cerveza Gredos, por citar sólo unos ejemplos.

Por cierto que el Ayuntamiento quiso unirse a la celebración con un pequeño puesto en el que todo el mundo estaba invitado a degustar melocotón en vino, tomate o la dulce mermelada (de melocotón, por supuesto) nacida de las manos de Bernarda. Toda una delicia para el paladar.