Los helenos deciden su futuro

Agencias
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Con una sociedad totalmente dividida, el Estado mediterráneo vota hoy en referéndum si acepta el plan europeo de recortes o apoya el órdago de Tsipras que le podría sacar de la UE

Los griegos están llamados hoy a las urnas en un referéndum convocado de manera apresurada por el primer ministro, Alexis Tsipras, y en el que está en juego el futuro del país tanto dentro de la UE como del euro, aunque el Gobierno insiste en que lo único por lo que se apuesta es por su capacidad para negociar un acuerdo mejor. 
 Hace apenas 10 días, y para sorpresa de muchos, incluidos los propios helenos, Tsipras anunció que sometería a referéndum la última propuesta formulada por la UE, el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) para que Atenas pudiera resolver sus problemas de liquidez y afrontar los pagos de deuda pendientes. 
La decisión, además de provocar la ruptura de las conversaciones con las instituciones para cerrar un acuerdo, hizo que el BCE congelara su programa de ayuda para los bancos griegos, empujando al Ejecutivo a ordenar el cierre de todas sus entidades con el fin de evitar la fuga de capitales. 
 Así las cosas, los ciudadanos amanecieron el lunes con que solo podrán sacar hasta el próximo lunes 60 euros diarios de los cajeros. En el caso de los jubilados, muchos de los cuales carecen de tarjetas, se tuvo que adoptar como medida de emergencia la decisión de abrir un millar de sucursales para que pudieran cobrar un único pago de 120 euros de sus pensiones. 
 Y mientras los ciudadanos sufrían los efectos del corralito, continuaban las negociaciones contrarreloj entre el Gobierno y las instituciones para tratar de evitar el impago por parte de Grecia. Tsipras respondió por carta proponiendo la negociación de un tercer rescate por 29.100 millones de euros en dos años para hacer frente a los vencimientos de deuda externa e interna dejando fuera al FMI, algo que el eurogrupo descartó. 
 Además, planteaba una breve prórroga del actual rescate, que expiró en la medianoche del 1 de julio. Sin embargo, la propuesta griega fue rechazada por los miembros del eurogrupo, por lo que Atenas cumplió con su promesa y no pagó los 1.500 millones de euros que tenía que pagar al FMI. Así, reclama a sus socios europeos que concedan un nuevo rescate hasta 2018 de alrededor de 36.000 millones de euros e, incluso, no descarta que sea necesaria una quita. 
De este modo, aunque lo que votan hoy los griegos es la última propuesta de la antigua troika, lo cierto es que la consulta ha pasado más a ser un referéndum entre Europa sí o no, o entre Gobierno sí o no. Desde el Gobierno, Tsipras, y con él su popular ministro de Finanzas, Yanis Varoufakis, han dejado claro que el no no supone una salida inmediata de Grecia del euro y la UE, sino que deja al país en una mejor situación de fuerza para negociar un acuerdo más ventajoso. Mientras, desde la oposición, los principales partidos -el centrista To Potami, el consevador Nueva Democracia y los socialistas de PASOK-, piden el sí. 
 Los sondeos daban a comienzos de la semana una ventaja considerable al no, pero con el paso de la semana el sí ha ido cobrando fuerza hasta el punto de que el pasado viernes los últimos balances le daban una ligera ventaja, aunque ofrecen una imagen de país claramente dividido. 
 
Duras críticas.
 
Mientras, el ministro Varoufakis, que se dirigió a los españoles diciendo que ambos países tienen mucho en común, aseguró que lo que se está haciendo con Grecia es «terrorismo». «¿Por qué nos han forzado a cerrar los bancos? Para insuflar el miedo en la gente. Y cuando se trata de extender el terror, a ese fenómeno se le llama terrorismo», aseguró. Según el heleno, «todo esto lo tenían preparado, ya hace cinco meses existía un plan para acabar con un Gobierno que no aceptaba dejarse chantajear». 
«Sea cual sea el resultado del referéndum, el lunes habrá un acuerdo», vaticinó Varoufakis, cuyo Ejecutivo reclama a los ciudadanos que voten no a las propuestas de los acreedores. «Lo que ocurre es que si gana el sí tendremos un acuerdo no ya malo, sino absolutamente nefasto. Sencillamente habría ganado el miedo, la democracia estaría en peligro. Si vence el no, Tsipras irá a Bruselas y logrará un acuerdo», agregó.