De Ávila a Ucrania

Mayte Roríguez
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Los tres niños ucranianos acogidos por dos familias abulenses este verano ya han regresado a su país y una de ellas narra su experiencia, «muy buena, pero agotadora»

Vikka y Zoriona, dos hermanas de siete y ocho años, acaban de aterrizar en su país de origen, Ucrania, después de haber pasado el verano en Ávila, acogidas por una familia abulense. En su equipaje de vuelta,  «ropa de abrigo y botas para que puedan pasar  en  mejores condiciones el duro y largo invierno» de su tierra natal, pero también «cepillos de dientes, colutorios y dentífricos» con los que su familia de acogida espera que las pequeñas mantengan una higiene bucal adecuada después de «trece visitas al dentista» durante su estancia en España  para sanear sus maltrechas dentaduras. «Tenían los dientes completamente negros, no solo era una cuestión estética, sino de salud, ya que una de las niñas padecía constantes infecciones en la boca que había que paliar», explica Aurora Pimentel, la ‘madre’ abulense de ambas niñas, aunque ella se ve más en el papel de abuela por su edad (tiene 54 años).
La suya y otra familia de Ávila  han acogido este verano a tres niños ucranianos a través de la ONG ‘Ven con nosotros’, dedicada precisamente a promover acogimientos temporales de pequeños originarios de ese país de economía precaria que, además, está sumido en una guerra, lo que mantiene a miles de niños viviendo en condiciones muy difíciles, algunos de ellos huérfanos. No es el caso de las dos niñas que han permanecido en el hogar de Aurora porque ellas «sí tienen madre», pero las carencias en las que transcurre allí su vida son de tal envergadura que «su propia mamá, en un gesto de generosidad mayúscula, ha permitido que vengan a España» para que tengan oportunidades que allí tienen vetadas, elogia Aurora. «Zoriona y Vikka no tienen carencias afectivas», pero sí sanitarias y de nutrición, de ahí que ambas fueran sometidas aquí a revisiones médicas además de haber sido convenientemente alimentadas. «Les encanta la fruta y la verdura, comen como limas y lo que no les gustaba al principio» de su llegada a Ávila, al final acabaron comiéndolo.

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