La pretensión del fundador de la Guardia Civil, el Duque de Ahumada, por crear un cuerpo de prestigio, queda reflejada en la circular de 1848 sobre la admisión en el Cuerpo de la Guardia Civil, «quedando prohibida la entrada de ningún licenciado que no sepa leer con corrección y no se comprometa a aprender a escribir en el plazo de seis meses, dentro del cual, si no hubiese aprendido será dado de baja». El texto es recogido en el libro ‘La Guardia Civil en Ávila (1844-2014)’, cuyo autor es el comandante de la Guardia Civil, Félix Hernández Díaz, presentado el pasado lunes en Ávila. El libro ha sido editado por la Institución Gran duque de Alba de la Diputación Provincial. «Su filosofía –prosigue afirmando el autor en el libro– se recogió en dos reglamentos, uno militar otro para el servicio, y en la Cartilla del guardia civil de 1845, en la que el Duque hacía hincapié en aspectos como el honor, la honradez, la cortesía, la disciplina, la abnegación, la austeridad, la lealtad y la capacidad de sacrificio, como valores por los que el guardia civil debía regirse en su vida cotidiana y durante el servicio, preceptos que siguen vigentes hoy en día».
Así las cosas, la incorporación de los primeros efectivos de la Guardia Civil en Ávila se realizó el 19 de noviembre de 1844, día de la onomástica de Isabel II, aunque no es hasta el 30 de diciembre de ese mismo año cuando se tiene constancia escrita de su presencia en la capital, según recoge la publicación haciendo mención a la copia de un acta de ese día del Ayuntamiento. El primer asentamiento de la Guardia Civil en Ávila capital fue en «el piso bajo, del edificio donde se hallan las oficinas del gobierno político». Este se hallaba enfrentado al torreón de los Guzmanes, en la denominada Plaza de las Oficinas o de los Cepeda. Tras varias ubicaciones y otras que no prosperaron, la actual Comandancia fue inaugurada el 19 de junio de 1982, por el abulense Francisco Laína, a la sazón Secretario de Estado de Seguridad.
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