El ministro de exteriores en funciones, José Manuel García-Margallo, defendió durante su visita a la capital abulense que realizó en la tarde de este miércoles el legado de unión que dejó Adolfo Suárez, al que el propio ministro en funciones definió como «el general de mi juventud». Ante la estatua de Adolfo Suárez en la plaza que lleva su nombre, García-Margallo explicó que «tuve la suerte de estar a sus órdenes como diputado constituyente en la primera legislatura y ahora haríamos bien en retomar algo de lo que fue el espíritu de Adolfo Suárez», del que puso como ejemplo «la imagen que más me ha marcado en mi vida política», que  fue cuando «recién abiertas las primeras Cortes Constituyentes, en julio de 1977, Adolfo Suárez, que venía del Movimiento Nacional, se levantó para dar la mano a Dolores Ibárruri, presidenta del PCE. En ese momento tuve la convicción de que lo íbamos a conseguir, tuvimos momentos muy difíciles, incluido un golpe de estado, y ahora hay que volver a tomar ese espíritu de lo que es el centrismo, de ponerse en el lugar del otro, de intentar entender al otro y de hacernos concesiones recíprocas para conseguir una auténtica reconciliación nacional».

Yes que de cara a las próximas elecciones, el ministro de Exteriores en funciones teme que pueda haber «una polarización, la resurrección de las dos España, que es  lo que Adolfo Suárez y los que hicimos la transición quisimos evitar», por lo que hizo un llamamiento a «hablar mucho más, entendernos mucho más respetando siempre lo que son las líneas fundamentales de la Constitución, la unidad de España, la igualdad de derechos y obligaciones, y la solidaridad entre todos los hombres y todos los territorios de España», para lo que, aseguró, «gente como Suárez haría mucha falta en estos momentos, porque ponía los intereses partidistas por detrás de los intereses de España».

En clave electoral, y ante las opciones de voto para el próximo día 26, García-Margallo afirma que «sólo hay dos bloques. El constitucionalista y el rupturista. Si triunfase el rupturista encabezado por Podemos e Izquierda Unida, España sería un país marginal en la coalición internacional contra el terrorismo, perderíamos toda influencia en la UE y en la comunidad iberoamericana de naciones. En términos económicos nos pasaría lo que ha pasado en Grecia, y para seguir contando con el apoyo de nuestros socios tendríamos que hacer unos ajustes brutales».  «Un gobierno encabezado por Podemos e IU integrado por el PSOE caería en absoluta irrelevancia de España, saldríamos de la corriente central de Europa y seríamos absolutamente marginales», insistió García-Margallo, que confirmó la «absoluta preocupación» en Europa ante los resultados españoles, «porque somos la cuarta economía del euro, la quinta de la UE, tenemos una posición geoestratégica que es clave en relación con el norte de África, y que España se desviase de lo que son las líneas fundamentales del proyecto europeo sería una herida de muerte para la UE».