Luis Enrique Martínez (Gijón, 8 de mayo de 1970) nació cuando Ladislao Kubala era el entrenador  del combinado español. El genio de Budapest había enganchado al equipo por la pechera después de una época de tremenda inestabilidad en la que, en apenas tres años, pasaron cinco seleccionadores (Balmanya, Toba y aquel tridente Artigas-Molowny-Muñoz). El estreno de Kubala fue soberbio: un 6-0 ante Finlandia, en el que hizo debutar a cinco futbolistas, y un 2-0 a Alemania Federal (con otros cinco ‘novatos’, entre ellos Arrieta II, atacante del Athletic y autor de los dos goles ante los germanos). Por eso, había sido dueño del mejor debut de un técnico nacional hasta el pasado martes. 

Luis Enrique, con apenas tres pinceladas (los nombres de los debutantes Pau, Gayá y Ceballos), ha conseguido asaltar Wembley (1-2) ante la Inglaterra más competitiva en los últimos años -semifinalista del pasado Mundial-, y arrollar a la subcampeona de Rusia’18, Croacia, con un 6-0 en Elche. Sí:el balance goleador de aquella España del debutante Kubala es mejor por un solo tanto, pero en el momento de la celebración de los dos últimos partidos de la Roja, ingleses y croatas eran los sextos y cuartos del mundo (‘ranking FIFA’), los protagonistas de esa semifinal que ‘nos correspondía’ y en la que Mandzukic hizo historia en el minuto 109. Dos victorias en el estreno de la Liga de las Naciones para encandilar y reclamar para sí el mejor estreno en la historia del fútbol moderno.