Un homenaje a Diego Rivera recordará la huella que dejó Ávila en el pintor mexicano

David Casillas
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El investigador Jesús María Sanchidrián hablará del célebre muralista de Guanajuato, que estuvo dos veranos pintando en nuestra capital, 1907 y 1908, como alumno del taller de Chicharro

Visión del valle Amblés que inmortalizó Diego Rivera en el año 1907.

Diego Rivera, uno de los artistas plásticos iberoamericanos más célebres del pasado siglo, el afamado muralista mexicano tan genial como polémico que dejó grandísimas –por tamaño y por calidad– obras en varios países del mundo, estuvo dos veranos de principios del siglo XX pintando en la ciudad de Ávila como alumno del taller del maestro Eduardo Chicharro, los de los años 1907 y 1908, tarea formativa de la que se conservan un puñado de obras de indudable valor que dan fe de la capacidad expresiva de un pintor que fue una fuerza de la naturaleza.  

Esa realidad, desconocida por muchos y que de alguna manera afirma y agranda la idea de que la secular Ávila ha sido referente para muchos grandes creadores de la Historia, en algunos casos insospechado, será el eje sobre el que gire el homenaje que a Diego Rivera ha preparado el Ayuntamiento de Ávila para el próximo 18 de diciembre (a las 20,00 horas, en el Episcopio y con la entrada libre), una amena lección de historia que correrá a cargo del investigador abulense Jesús María Sanchidrián y que se cerrará con un ‘momento musical’ con canciones de Chavela Vargas, amiga íntima del muralista de Guanajuato, que serán interpretadas por Clara Álvarez Camarero.

Sonsoles Sánchez-Reyes, teniente de alcalde de Cultura, y el propio Jesús María Sanchidrián presentaron ayer el contenido de ese homenaje, iniciativa que la primera afirmó que «realizamos con mucha ilusión porque creemos que salda una pequeña deuda pendiente con un personaje de dimensiones colosales, que pasó en Ávila dos veranos en un tiempo clave para su formación».

Diego Rivera, recordó Sonsoles Sánchez-Reyes, llegó becado a España en 1907, cuando contaba 20 años de edad, y eligió para perfeccionar su formación el taller de Eduardo Chicharro, artista de talla internacional que veraneaba en Ávila y que traía a aquí a sus alumnos durante el estío para continuar las clases. Fruto de aquella tarea fueron «algunas de las series más curiosas de Ávila que hayan realizado artistas consagrados», obras de las que se han conservado menos de una decena.

Jesús María Sanchidrián explicó que casi todas esas obras realizadas por Diego Rivera en nuestra capital, en las que recrea el valle Amblés, la Catedral, San Vicente y alguna calle de Ávila, fueron seleccionadas en 1910 para formar parte de una gran exposición que conmemoraba el centenario de la independencia de México, todas las cuales fueron compradas por la mujer del entonces –y ya por muy poco tiempo– presidente del país azteca, Porfirio Díaz.

En su charla, adelantó Sanchidrián, hablará también de otros célebres personajes con los que tuvo relación y que de alguna manera influyeron en su trayectoria, como Gómez de la Serna, Rubén Darío o Amado Nervo, para conformar una historia en la que Diego Rivera será «el hilo conductor» y la ciudad de Ávila «un protagonista más».