La Vuelta que quería, pero no como pretendía

A.S.G.
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Sabor agridulce en el abulense Diego Rubio tras la disputa de una Vuelta a España de la que «no terminé contento»

Era el gran objetivo de la temporada. El de Diego Rubio y el de su equipo, un Burgos BH que estrenaba categoría Continental Profesional con las miras puestas en ser uno de los equipos presentes en la Vuelta a España 2018.Ambos, corredor y equipo, lo consiguieron.Se abrieron un hueco en la ronda española. Pero si la escuadra burgalesa terminó satisfecha siendo uno de los equipos más combativos –«hemos estado presentes prácticamente en todas las fugas»– de la ronda española, no ha terminado contento el corredor de Navaluenga, al que su segunda participación en la Vuelta a España –debutó en la edición de 2017 con el Caja Rural– le dejó «un mal sabor de boca».    
Descansando del esfuerzo, y con la temporada 2018 enfilando su punto y final, que llegará en el Tour de Turquía a mediados del mes de octubre, Diego Rubio reflexiona sobre lo ocurrido. Porque «no acabé contento con mi rendimiento». Intentó llegar en el mejor estado de forma posible después de los dos percances –un atropello y una caída en la Vuelta a Aragón– en la primera parte de la temporada. Fueron meses de rodillo, de concentración en altura... «Intenté prepararme para la Vuelta, pero no llegué bien. No sé si ha sido fatiga, pero no me he encontrado como quería» lamenta. Buscó su fuga, «las que se hacen por fuerza, las que pueden llegar, pero al final no he sido capaz de estar». La etapa entre Talavera de la Reina y La Covatilla, con su paso por Ávila, era uno de esos «muchos días que tienes marcados», pero finalmente «no pudo ser».
Ha sido un 2018 en el que tuvo que superar dos obstáculos complicados. Si primero, en un atropello sin consecuencias, «me llevé un golpe fuerte», en el segundo fue una fractura en el radio que le llegó justo cuando debía haber descansado para afrontar un nuevo periodo de calendario. «Te agobias un poco. El primer día que me quitaron la escayola me subí a Sierra Nevada, donde he estado mes y medio.Mirándolo con perspectiva creo que he llegado con fatiga».
Lamenta la oportunidad perdida en una ronda en la que todo el Burgos BH llegaba a la ronda española con mucha ilusión. «Había un gran ambiente». Era uno de los equipos invitados por la organización y no defraudó. «Se nos pide estar presentes y creo que hemos cumplido con creces».Le pone buena nota el abulense a los suyos. «El equipo ha estado en las fugas.No hemos podido pelear por una etapa. Pelear por un triunfo en una grande es complicado, pero no imposible. En mi cabeza estaba eso, pelear por estar en una fuga –como en la Vuelta a Cataluña– y poder disputar una etapa, pero no ha sido así. No he sido capaz de estar».  Lo buscó hasta el último día, cuando DiegoRubio se lanzó a la aventura junto a otros tres corredores por la Castellana. Las diferencias no alcanzaron los 30 segundos de ventaja siendo neutralizados a falta de 7 kilómetros.
Ahora, con el final de la temporada a la vuelta de la esquina, llega el momento de hacer balance. Y si en la primera parte del año «me encontré bien», al final «te quedas con mal sabor de boca. «Es verdad que es una carrera más, a la que puedes llegar bien o mal, pero al final si no has conseguido estar bien tiene más repercusión que las demás». 

 

Un atropello y la caída en la Vuelta a Aragón, claves

 

Es la suerte un factor clave en el deporte y no se puede decir que la haya tenido Diego Rubio en un 2018 marcador por las circunstancias. Ha sido una temporada complicada para el abulense. Si primero fue un atropello a finales del mes de marzo sin consecuencias –«se ha quedado en un susto» decía– mientras entrenaba en la zona de Puente Morisco, en el mes de mayo era una caía en la Vuelta a Aragón y que le obligó a aparcar la bicicleta durante un mes por una fractura  en el radio.Aunque evitó el quirófano, le llevó a poner el punto y final a la primera parte de la temporada de manera inesperada.