La Universidad de la Mística, fundamentalmente el pasillo del piso alto que gira en torno al óvalo del luminoso claustro de la Contemplación, se ha convertido en una sala de exposiciones larga y singular para albergar un proyecto artístico en el que se fusionan la escultura, la poesía y la mística, un homenaje a Teresa de Jesús y a Juan de la Cruz al que aportan su creatividad el artista Emilio Sánchez y el poeta José María Muñoz Quirós.
La original exposición, que lleva por título ‘Todas las hermosuras’, fue presentada ayer por sus protagonistas, que antes que nada quisieron agradecer el acogimiento generoso que les ha brindado el director del Cites, Javier Sancho. El contenido del proyecto se reparte entre una veintena de obras realizadas en madera, piedra, metal y papel –todas ellas jugando con un realismo en el que caben el expresionismo y el simbolismo derivado del respeto del artista al material original con el que trabaja y de su acierto para conjugar formas y materias–, y dieciséis poesías que Muñoz Quirós ha creado para esta muestra inspirándose en las obras de Emilio Sanchez, encabezadas todas ellas por un texto de Teresa de Jesús directamente relacionado con el asunto tratado.
La exposición, que se inaugura oficialmente hoy y que podrá visitarse hasta el mes de octubre, fue definida por Muñoz Quirós como una muestra «teresiana y sanjuanista que es un hermosísimo regalo que Emilio Sánchez hace a la celebración del V Centenario», una propuesta que «es ya parte del Cites porque no es una exposición al uso sino una invitación a que la disfrute con sosiego quien pasee por este magnífico espacio».
Emilio Sánchez, por su parte, explicó que esta exposición «es fruto de un largo proyecto» iniciado hace un par de décadas, cuando decidió dedicar parte de su trabajo a «dos místicos de gran sensibilidad que me han aportado mucho». La conjugación en sus obras de materiales tan diferentes y complementarios como la madera, el metal, la piedra y el papel, explicó el artista, la ha buscado precisamente para fusionar en sus creaciones «unas cualidades» que lo son al mismo tiempo «de la materia y de la mística: la calidez y la nobleza de la madera; la fuerza, la energía y el alma del hierro; la dureza de la piedra». En esa suma de potencialidades, finalizó el escultor, «he buscado la belleza, la originalidad, el sentimiento, el equilibrio, la armonía y el mensaje».
El resultado es un conjunto de obras realmente singulares, en las que el artista se adapta a los materiales que utiliza, manipulándoles lo justo, para que la sola suma de sus formas y sus volúmenes levanten piezas de enorme significación y dinamismo en las que la fuerza de lo simbólico tiene un enorme peso.