Una tradición innovada. Así define el alcalde de Gotarrendura, Fernando Martín, su décima jornada de recuperación de tradiciones dedicada a la matanza que vuelve un año más a la localidad.

Si hace años la vida de un pueblo circulaba unos días en torno a la tradicional matanza, jornadas de familia y vecindad, el puente de diciembre se vuelve a recuperar esta sensación por mucho que los tiempos más modernos hayan traído cambios. Lo cierto es que la mañana del domingo Gotarrendura se convirtió en una verdadera fiesta donde los vecinos se unían a visitantes de localidades cercanas y de otros llegados de lugares más lejanos. Lo que aunaba a todos era el deseo de ver cómo se hacía esa matanza que, si tradicionalmente duraba tres días, ayer se ‘resumió’ en tres horas, de forma que se pudiera ver todo el proceso desde el momento de churrascar al cerdo, a la invitación a orujo y pastas, pasando por el estazado para poder ver todas las partes del animal y terminando con los talleres infantiles y la degustación con una comida a base de morcilla, picadillo, torreznillos, chicharrones y carne a la brasa acompañados de pan de hogaza.

El frío del día se combatía bien con alguna hoguera del pueblo mientras niños y mayores recorrían los diferentes talleres organizados por el Ayuntamiento donde se hacían chorizos y morcillas, o se degustaba un buen caldo baldo. Todo ello amenizado por la gaitilla y tamboril del grupo ‘Aires de la Moraña’, acompañados por ‘Ecos de Dulzaina’, ‘Nueva Era’, ‘Los Pelayos’ y ‘Rebolada’.

Para conseguir que todo el proceso se pudiera seguir el viernes se procedió a matar a tres cerdos, lo que hacía un peso de más de 630 kilos. Uno de ellos fue el que se destazó el mismo domingo pero todos fueron utilizados para preparar la comida donde se contaba con 500 raciones para aquellos que compraran sus tickets.

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