La Santa regresa a La Encarnación para rememorar su toma de hábito

Estela Carretero
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El agua a punto estuvo de interrumpir esta procesión entre el convento de la Santa y el monasterio de la Encarnación, teniendo que resguardarse por algún tiempo, y mientras cesaba la intensa lluvia, la imagen de Santa Teresa en el Parador

Santa Teresa visitó la Encarnación en el aniversario de su toma de hábito. - Foto: Antonio Bartolomé

Salvo cuando coincidiendo con su festividad lo hace con destino a la Catedral abulense, lo cierto es que son contadas las ocasiones en las que la imagen de la Santa abandona su casa natal y prácticamente ninguna las que lo hace durante más de una jornada. Por ese motivo no es de extrañar el gran interés que despertó la procesión con la que este domingo se rememoró el camino que la joven Teresa de Cepeda y Ahumada recorrió en noviembre de 1535 desde su casa familiar, donde hoy se levanta el convento de los padres carmelitas, hasta el monasterio de la Encarnación. De hecho, los centenares de abulenses que acompañaron a la imagen de Gregorio Fernández vivieron esta procesión como un hecho histórico, ya que era la primera vez que un 2 de noviembre la Santa abandonaba su casa natal para trasladarse al convento donde vivió durante 30 año. La celebración del V Centenario del Nacimiento de Santa Teresa, así como también de los 500 años que cumple este convento acogiendo religiosas dentro de sus muros y la Fiesta de la Toma del Hábito propiciaron esta procesión, que dio comienzo tras la misa de 12,30 de la iglesia de  La Santa y que finalizó cerca de las 15,00 horas con el encuentro de la imagen titular de Santa Teresa con la de la Virgen de la Clemencia, que preside el coro de la iglesia de la Encarnación y que este domingo abandonaba su clausura de quinientos años, interrumpida al parecer sólo en una ocasión cuando la Fundación Las Edades del Hombre solicitó la talla a las hermanas de este convento para que formara parte de una muestra, si bien finalmente la imagen no se incorporó al catálogo de la exposición, para júbilo de las carmelitas de La Encarnación que la profesan gran devoción.

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