El verano estará marcado para muchos abulenses por el sabor del membrillo y el gazpacho, los dos productos con los que Santa Teresa refrescará el verano a los participantes de los programas de animación infantil, ludotecas y hábitos saludables de mayores del Ayuntamiento de la capital.
Lo hará mediante la firma de un convenio de colaboración entre la empresa y el Consistorio cuyo principal objetivo pasa por fomentar los hábitos saludables entre los abulenses. Así lo anunciaron este lunes el alcalde en funciones, Miguel Ángel García Nieto, y el propietario de la conocida empresa alimentaria Santa Teresa, Julián Gil, que rubricaron un convenio mediante el cual la histórica Flor de Castilla proporcionará estos dos productos a lo largo de todo el verano a los participantes en las actividades, además de aportar los conocimientos de sus técnicos, que trabajarán tanto con los usuarios como con los monitores. «Han creado además un logo que fusiona la marca con el Ayuntamiento», apuntaba García Nieto, que se refería al lema ‘Ávila saludable’ acompañado de un membrillo y una pirámide nutricional compuesta por algunos de los productos que se encuentran en sus establecimientos.
«Quiero resaltar que se trata de una empresa abulense, que innova en la producción de sus productos y que cada vez llega a más sitios», apuntaba el alcalde en funciones, que agradecía a la empresa el que no sólo tenga «presencia mercantil» en la ciudad sino que se implique de forma directa por el bienestar de los vecinos.
Movilizar a la sociedad. «Éste es un proyecto innovador», reflexionaba García Nieto, «y queremos que movilice a la sociedad en hábitos saludables».
Para llevarlo a cabo, la empresa abulense ha reservado un presupuesto de al menos 10.000 euros, a los que habrá que sumar la cantidad necesaria para la formación de profesores.
«Somos lo que comemos», recalcaba por su parte Julián Gil, recordando el eslogan que, como apuntó, la empresa registró hace 14 años. «Los pilares del ser humano están basados en salud y educación», continuaba con su argumentación y recordaba que comprar sano no tiene por qué significar comprar caro. «Hoy comemos una media de 60 conservantes diarios», ponía sobre la mesa Gil, que insistía en cómo lo que se come se traslada al aspecto exterior de la persona.