Colores para expresar emociones

D.C
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El taller del Museo de Ávila '...Y se hizo el color' ofrece estas navidades a jóvenes de entre seis y doce años una invitación a conocer el mundo de la luz y a mostrar sus sentimientos a través de ella

Colores para expresar emoción - Foto: Belén González

Saben los responsables del Museo de Ávila, dependiente de la Junta de Castilla y León, que los periodos de vacaciones docentes son ideales para que los escolares encuentren un hueco que llenar con actividades formativas especialmente pensadas para ese grupo de edad, y por eso suelen regalarles propuestas originales, atractivas, didácticas y divertidas tanto en verano como en Navidad, ayudando no poco a  remover sus inquietudes y a enseñarles cosas nuevas sobre aspectos tan variados y tan relacionados como la pintura, la escultura, la etnografía, la arqueología y otros temas siempre de actualidad.

La propuesta de estas fiestas navideñas, abierta a jóvenes de entre seis y doce años de edad, lleva por título ‘… Y se hizo el color’, y tiene como objetivo principal que los niños aprendan a descubrir los colores que ofrece la vida cotidiana por doquier y a experimentar con ellos para crear obras llenas de significado y emoción, siempre desde la más absoluta libertad ajena a prejuicios de la que siguen siendo dueños.

Los alumnos de este taller, que tiene como responsable a Juan Antonio Gil, experto ya en estas lides, reciben al comienzo de la actividad una pequeña lección teórica para que conozcan mejor la realidad que van a trabajar y se pregunten para qué sirven los colores, siempre de forma amena para que no sea difícil captar su mensaje, y luego trabajan encantados y entregados en la elaboración de algún trabajo manual que signifique la materialización de esa teoría.

Este jueves, igual que en las otras cuatro citas del taller, los niños –eran dieciséis– iniciaron su clase saliendo unos minutos a la calle para descubrir lo llena de colores que está por doquier –el cielo, los edificios, los árboles, los coches–, y descubriendo detalles curiosos para ellos como por ejemplo que la piedra de granito tan común en los monumentos abulenses no es de color gris, tal y como parece, sino que parece que es así porque en nuestro cerebro se funden el blanco y el negro de los dos minerales principales que lo forman.