Iglesias engorda, Podemos adelgaza

Antonio Pérez Henares
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El partido morado se encuentra inmerso en peleas intestinas que solo benefician a un PSOE que mejora en intención de voto

Dicen que Pablo Iglesias está engordando. Desde luego en engolamiento y fatuidad, donde siempre ha estado muy bien servido, si que lo está haciendo de manera acelerada desde que triunfó la moción de censura de Sánchez. Se pasea ufano ora haciéndose pasar por vicepresidente, ora por embajador plenipotenciario, ora por muñidor de todos los pactos. Está orondo. Pero mientras él se infla, su partido no hace sino adelgazar y corre el riesgo de quedar en la raspa como una sardina comida.

No sé si se está dando cuenta pero el sanchismo se lo está merendando y sus peleas intestinas, de las que abjura tanto Pablo como todos y todos, y Pablo el primero, provocan a cada instante, que le esté ocasionando una diarrea de las de irse por la pata abajo. La de Madrid es la más notoria y trascendente, pero casi no hay lugar por toda la geografía donde no salgan a trifulca por día, no dimita uno, no expulsen a otra, no sancionen a unos cuantos y no aparezca Echenique explicando que todo va superior. Casi tan bien como las tres comidas diarias de los venezolanos, que dice Errejón que se comen.

El ambiente está cada vez más enrarecido y el PSOE tiene la red echada para un objetivo cada vez más claro y creen que al alcance de su manos. Su ilusión estriba en lograr que las alcaldías que los podemitas consiguieron como Madrid, Zaragoza, La Coruña, Santiago y hasta Cádiz, sigan en poder de la izquierda, pero esta vez en sus manos y no en las de ellos. Es una intención que, en algunos casos, la más factible creen que es Zaragoza, estiman que pueden lograrlo. Vamos que algo pescan, seguro.