Los vecinos de Ávila se reunieron en el parque de El Soto para disfrutar de una jornada de convivencia en torno a una comida común, patatas revolconas al precio simbólico de dos euros, pero que además se convirtió en un día de reivindicación. En parque se llenó de gente con mesas, sillas, carpas (e incluso una piscina hinchable) para disfrutar del día de verano a la espera de la comida y con la música de la gatilla y tamboril de Aires de la Moraña. Pero antes de que llegara el momento de comer, con raciones para 2.000 personas, la Federación de Asociaciones de Vecinos de Ávila, que engloba a 30.000 vecinos y es quien organiza esta fiesta, leyó su comunicado. En él se reivindicaban, entre otras muchas cosas, la industrialización de la ciudad, mayor limpieza en centros educativos, mejoras en las comunicaciones por tres y carretera, un mapa universitario racional, acelerar los tiempos para la piscina de la zona sur, aprovechamiento de los edificios públicos que están vacíos o mejora la limpieza de las calles.