«Necesitamos sociedades resilientes que trabajen por la justicia social»

diariodeavila.es
-

El profesor de la Universidad de Valencia, Agustín Domingo Moratalla, intervino en la mesa redonda 'Sobrevivir a la crisis', del Congreso de universitarios Católicos que organizó la UCAV

«Necesitamos sociedades resilientes; es decir, cohesionadas, que trabajen en un horizonte de justicia social y que estén dispuestas a resistir golpes, pero esa capacidad de resistencia tiene que ser leída en clave positiva, para crecer y mejorar juntos y no de manera aislada». Son palabras del profesor Filosofía Moral y Política de la Universidad de Valencia, que ayer intervino en la mesa redonda ‘Sobrevivir a la crisis’, que se organizaba dentro del marco del 65 Encuentro de Jóvenes Universitarios Católicos, que ha organizado la Universidad Católica de Ávila. Junto a él también participó en la mesa redonda el periodista Javier Fariñas Martín, redactor jefe de la revista Mundo-Negro.

En su intervención el profesor valenciano estimuló a la comunidad universitaria para que asumiera «su responsabilidad generacional para que las crisis no se vuelvan a suceder, para que el horizonte político de corrupción, de desarrollo en España no vuelva a suceder y para que las ciencias sociales trabajen en clave de cohesión y de justicia social».

Ésta no es la única crisis que hemos pasado, mencionó el profesor Domingo Moratalla recordando que las crisis son algo cíclico desde el punto de vista económico. «Tenemos que mentalizarnos de que la condición de vivir en crisis no es algo accidental sino que es algo mucho más sustancial de lo que nos imaginamos y por lo tanto tenemos que estar preparados para la crisis que pueda volver a suceder dentro de cinco o seis».

Pero reconoció que sí que hay cuestiones que han hecho que esta sea una crisis diferente. En primer lugar sostuvo que las ambiciones son mayores y se dan en un sistema económico mucho más global. «En un contexto de una economía globalizada se agrava lo que podríamos llamar la ambición y el egoísmo propio de la crisis». Esta situación, según defiende Domingo Moratalla, «hace que nos movamos en un horizonte donde hay lo que el Papa Francisco llama ‘una cultura del descarte’». Por este motivo el ponente consideró importante que «cuando nos planteamos superar la crisis tenemos que darnos cuenta de si vamos a contar ya con determinados grupos de personas, países o zonas descartadas del sistema o, por el contrario, los vamos a incluir». De ahí que considerara que tenemos en estos momentos una «gran oportunidad para trabajar por una globalización diferente y por un modelo antropológico que está agotado y hay que renovar».

 A esa perspectiva general el profesor valenciano añadió otra más local, europea y española. «Los estudios sobre el impacto de la crisis en la sociedad española, y en la europea destacan una cuestión: la familia sigue siendo un valor fundamental. Sin la familia, sin los lazos comunitarios, sin los vínculos comunitarios la crisis hubiera sido algo totalmente distinto». Por este motivo defendió que el fortalecimiento de estos vínculos han hecho posible resistir a la crisis y al mismo tiempo miremos más a largo plazo y no a corto plazo. «Las crisis muchas veces son el resultado de políticas y de decisiones cortoplacistas donde priman los intereses individuales y cortoplacistas en lugar de trabajar en clave a largo plazo y con altura de miras».

Ética y crisis. La crisis ha supuesto descubrir que se mantienen muy fuertes vínculos que creíamos desaparecidos y que son importantes. Pero también hemos llegado a descubrir, como defiende este profesor universitario, que « lo público es más importante que lo político. Durante la transición y en los años ochenta hemos estado confiando en la administración pública, la clase política y los partidos políticos. Ahora descubrimos que la fortaleza de las administraciones, lo político y de los partidos políticos depende una cultura de lo público; de una ética pública que creíamos que ya habíamos construido cuando hicimos la constitución. Ahora nos hemos dado cuenta de que hay que fortalecer este tipo de cultura y virtudes cívicas para condicionar cualquier tipo de discurso político y del partido».

Por este mismo motivo defendió la necesidad de fortalecer las redes y virtudes cívicas, y lograr una cohesión social en los grupos sociales. «En realidad, hace falta fortalecer esa moral pública, que es la base de cualquier moral política», apostilló el profesor universitario.