Una tarde para no olvidar

Cristina de la Lastra
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Cerca de 4.000 personas disfrutaron en la Monumental de Castilla de Piedrahíta de un entretenido festival taurino en el que la rejoneadora Lea Vicens, el matador Jesulín de Ubrique y la novillera Conchi Ríos ofrecieron buenos momentos

Jesulín de Ubrique, en un momento de su lidia en el festival celebrado en Piedrahíta. - Foto: Cristina de la Lastra

La Monumental de Castilla vivió ayer una tarde de toros de esas que no se olvidan facilmente, de esas que parece que no se van a ver en este tipo de plazas de pueblo. Pero los toros son así, y hay tardes en las que se juntan todos los elementos, y por un lado los aficionados disfrutan y por otro la gente que se acercaba solo a ver, se empieza  a  aficionar a los toros. Cerca de 4.000 personas disfrutaron de esta espléndida tarde de toros.

Lea Vicens no tuvo mucha suerte con su primer toro de la tarde. Un toro falto de fuerza, difícil de rejonear, no dando ningún juego a la rejoneadora. Aun así, recibió los aplausos que la obligaron a saludar. Con su segundo de la tarde todo fue diferente. El toro estaba mejor presentado y con mucha nobleza y carácter. La rejoneadora sacó a cuatro de los caballos que lleva en su cuadra : Guitarra, Gacela, Desafío y Espontáneo.  Los mejores momentos nos los ofrecieron Lea y Gacela, un luso-cuarto de milla de el hierro Peralta, realizando unos quiebros delante del toro magníficos. Y Desafío, un tordo lusitano, que se plantó muy lento delante de la cara del toro, buscando una reunión perfecta. Dos rejones de muerte, el segundo muy en su lugar, terminaron la estupenda faena. La gente de Piedrahíta y sus alrededores grandes aficionados al mundo del rejoneo, la premió con las dos orejas y una gran ovación en su vuelta al ruedo.

Jesulín de Ubrique tampoco tuvo suerte con su primero de la tarde, aunque consiguió cortarle una oreja. Su segundo novillo fue un animal muy encastado, con mucha nobleza, aunque un poco rajadito de fuerzas. El torero supo entender al toro, y con mucho temple consiguió sacarle varias tandas de muletazos, cuajando una buena faena. Faena que llego a los aficionados que pidieron las dos orejas. En la vuelta al ruedo el público le obsequió con varios ramos de flores y productos locales.

Conchi Ríos, después de un año con muy pocos festejos, con el último de la tarde se volvió a sentir novillera cortando también dos orejas tras una faena bien cuajada.

Destacar la presencia en la plaza esta tarde de Ángel Peralta, toda una institución del arte del rejoneo, que venía junto a su discípula Léa Vicens.