El Entierro más triste

Estela Carretero
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El agua, primero en forma de lluvia y después de nieve, obligó a suspender también la procesión del Santo Entierro, a pesar de que ya habían salido seis de los siete pasos de este desfile cumbre de la Semana Santa abulense

La lluvia y la nieve impidieron a la procesión del Santo Entierro realizar su tradicional recorrido. - Foto: David Castro

 

Lamentablemente, la adversa climatología volvió a ser protagonista de la procesión del Santo Entierro que, pese a haber salido en hora, tuvo que ser suspendida por una repentina e intensa nevada que, aunque breve, obligó a regresar a toda prisa a la seo abulense a los pasos que ya habían salido. De hecho, la procesión del Viernes Santo comenzó en hora y aunque el cielo estaba encapotado, también dejaba entrever algunos claros que dieron a muchos la esperanza de creer que el tiempo respetaría esta procesión que es una de las más emblemáticas de la ciudad, por cuanto simboliza la unión de las diferentes cofradías. Sin embargo, la meteorología es imprevisible y cuando ya habían salido seis de los siete pasos que procesionan en este desfile el agua, primero en forma de lluvia y acto seguido de nieve, hizo acto de presencia.

La imagen de la Dolorosa, de hecho, se disponía a salir cuando empezaron a caer las primeras gotas, y viendo cómo aumentaba la intensidad de las precipitaciones, volvió a adentrarse en el primer templo abulense, donde también se resguardaron muchos de los fieles que hasta aquel momento contemplaban en la calle el que para muchos es el desfile cumbre de la Semana Santa de Ávila. Sin embargo, el resto de imágenes ya habían salido y las primeras ya iban bastante adelantadas en este recorrido que toma la calle del Tostado y posteriormente la de Lope Núñez para dirigirse hacia el Mercado Chico, desde donde regresa a la Catedral por la calle Alemania. Así, los dos primeros pasos de esta procesión, El Prendimiento y el Cristo de Medinaceli, aligeraron la marcha y consiguieron resguardarse bajo los soportales del Mercado Chico, mientras que los restantes (La Caída, Cristo de las Murallas, Virgen de las Angustias y Santo Sepulcro) deshicieron el camino andado y volvieron sobre sus pasos lo más rápido que pudieron para refugiarse del aguacero en la Catedral.

La lluvia y la nieve impidieron a la procesión del Santo Entierro realizar su tradicional recorrido.La lluvia y la nieve impidieron a la procesión del Santo Entierro realizar su tradicional recorrido. - Foto: David Castro

Calados, y con el desánimo pintado en la cara, poco a poco fueron llegando al primer templo de la ciudad los miembros de las distintas cofradías, así como también los seis pasos que ya habían salido, también mojados, a pesar de que los cofrades habían intentado taparlos con plásticos, trapos, telas y todo lo que tenían a mano.

Cosas de la vida, cuando ya habían entrado todos los pasos en la Catedral paró de caer agua, y aunque todavía algunos confiaban en que la procesión se pudiera reiniciar, finalmente se optó por suspenderla y finalizarla con una oración dirigida por el obispo de Ávila, Jesús García Burillo, quien ya por la mañana había estado presente también en ese mismo templo que, también por la nieve y el frío, se había visto obligado a acoger la celebración del Vía Crucis de Penitencia.

Sobre las 21,30 horas, y después de rezar un Padrenuestro, los hermanos de las distintas cofradías, algunos incluso con lágrimas en los ojos y todos con la mirada llena de tristeza, recogían sus enseres y decían adiós a una procesión que si bien ya es de por sí triste, por cuanto representa el entierro de Cristo, este año lo fue un poco más debido a la lluvia.

La lluvia y la nieve impidieron a la procesión del Santo Entierro realizar su tradicional recorrido.La lluvia y la nieve impidieron a la procesión del Santo Entierro realizar su tradicional recorrido. - Foto: David Castro