NO todos los días puede disfrutarse en Ávila de la veteranía, el buen hacer y la clase de dos grandes del mundo de la música como lo son Víctor Manuel y Ana Belén. Por eso, la cita de ayer con este matrimonio de artistas logró concitar en la plaza de toros de Ávila a unas 2.000personas, dispuestas a disfrutar de su regreso a los escenarios. Vestida de blanco con un sobre abrigo negro ella, y con su inseparable traje negro él, Víctor y Ana saltaron pasadas las diez y media de la noche al escenario para presentar sus ‘Canciones regaladas’, un disco con el que han querido regalarse a ellos mismos y a sus fervientes incondicionales un homenaje a esas canciones de siempre, a las que han escuchado en casa, a las que han formado y forman parte de sus vidas. Sonrientes y encantados con la parada abulense, en una noche «llena de regalos», como dijo Ana Belén, su gira todavía tienen que visitar puntos importantes como Benidorm, Málaga,Salamanca, Valladolid oMadrid, Víctor y Ana derrocharon complicidad ante los abulenses.

Los compases de ‘El padre Antonio y el monaguillo Andrés’ sirvieron para ‘abrir la lata’ de un concierto protagonizado por las canciones del que, aunque parezca mentira, es sólo el segundo disco de estudio de la pareja, después de ‘Para la ternura siempre hay tiempo’, de mediados de los 80 y gracias al que todos miramos una y otra vez hacia la Puerta de Alcalá. Las canciones de otros grandes de la música como, José Alfredo Jiménez o Leonard Cohen, entre otros, fueron animando al público, entregado desde el primer momento a las versiones de las mismas de Víctor y Ana que, como no podía ser de otra forma, también recordaron algunos de sus temas más emblemáticos, parte ya de la historia musical reciente de nuestro país.

Al cierre de la edición de este periódico, el concierto se desarrollaba con normalidad.