Todavía cansado, falto de sueño y, sobre todo, muy impresionado por lo allí vivido, hablamos con Alberto Martín, bombero abulense que acaba de regresar de Lesbos, la isla griega a la que cada día arriban miles de refugiados sirios huyendo del horror de la guerra.

«Es como un éxodo. Llegan una media de entre tres y cuatro barcas a la hora», resume en apenas dos frases lo que las noticias llevan meses contando y que, por desgracia, no siempre recibe la atención que debería.

Su historia, la de Alberto, arranca hace algo más de un mes y, como dice él mismo, «de manera precipitada». «Yo ya tenía pensado ir a ayudar en las labores de rescate», comienza a explicar su caso, «y cuando me puse en contacto con G-Fire todo se precipitó». Se refiere a la ONG castellano y leonesa nacida precisamente con motivo del conflicto y que envía equipos de cuatro bomberos para trabajar en el rescate de las lanchas en las costas griegas. «En ese momento necesitaban a alguien que hablara inglés y me cogieron», termina de explicar el rápido proceso que le llevó a formar parte de uno de los equipos a los que esta ONG de bomberos de la región asigna una zona de costa de 14 kilómetros con el fin de que ayuden  en los desembarcos. «Hacemos turnos de doce horas, por la noche, entre las dos de la mañana y las dos de la tarde, que es cuando más lanchas llegan», expone Alberto, que habla de un trabajo muy duro pero muy bien organizado, tanto por parte de las autoridades griegas como por las propias ONG.

 

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