Un estudio sobre el castro de Chamartín revela una sociedad más compleja

Elena Rodríguez (Ical)
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El arqueólogo abulense Juan Pablo López ha expuesto recientemente en Italia lo que aportan las construcciones al conocimiento sobre los pobladores vetones

Excavaciones en el Castro de la Mesa de Miranda, en Chamatín

 

Un estudio de la arquitectura vetona en el poblado fortificado de La Mesa de Miranda revela que el asentamiento acogió una sociedad más compleja que la hasta ahora contemplada. Las últimas investigaciones que se están llevando a cabo en torno a este castro vetón ubicado en la localidad abulense de Chamartín, a unos 25 kilómetros al oeste de Ávila, se centran en la arquitectura y en las aportaciones que ésta hace al conocimiento de la vida y la evolución política y social de los vetones.
Los primeros pobladores vetones se asentaron en tierras abulenses en el siglo V a.C. y a pesar de que la ocupación romana se fija en el siglo I a.C., los hallazgos encontrados en el castro ponen de manifiesto que los vetones trataron de mantener su cultura, fieles a su sentido étnico. Así lo reflejan las inscripciones con afiliación indígena a las que hace referencia el arqueólogo abulense Juan Pablo López que en declaraciones a Ical explica que estas muestras pueden interpretarse como “síntomas de resistencia al cambio” y evidencian que los vetones se sentían orgullosos de su pasado a pesar de estar ya romanizados. 
Los estudios de La Mesa de Miranda desarrollados por Juan Pablo López se han centrado en construcciones arquitectónicas como la ‘Casa C’, elementos que resultan reveladores a la hora de explicar algunos cambios que tuvieron lugar durante la II Edad del Hierro. Y es que la arquitectura es la herramienta que tiene a su alcance el ser humano para manipular el medio ambiente y para generar un paisaje no sólo funcional, sino también simbólico. 
“La arqueología vetona ha dejado de lado el rol que desempeña la arquitectura para configurar la historia de las poblaciones”, indica López. Las dimensiones y distribución de la ‘Casa C’ nos aportan datos importantes sobre sus moradores. Los dueños, dado los materiales, orientación y posición estratégica que ocupa la casa, remarcan con ella su posición para diferenciarse del resto y con el objetivo de que el edificio se conviertan en un referente para el resto de pobladores. 
Asimismo, el análisis del denominado ‘tercer recinto’ pone de manifiesto un fenómeno de monumentalización y un deseo de crear espacios públicos. El estudio de su arquitectura revela un cambio social, político e histórico a finales de la II Edad de Hierro, como explica Juan Pablo López. 
Otra de las novedades de la investigación llevada a cabo por este arqueólogo es que estamos ante una sociedad mucho más compleja de lo que se había considerado hasta ahora. “Hemos de desterrar esa imagen de sociedad basada en los grandes guerreros”, advierte, puesto que las élites dominantes no estaban compuestas exclusivamente por guerreros, sino también por comerciantes, por los dueños de los medios productivos y por una casta sacerdotal.
El esquema de sociedad vetona que dibuja Juan Pablo López durante la II Edad del Hierro se compone de las élites del poder y de un grupo muy heterogéneo que constituye el grueso del tejido social. De él forman parte los constructores, artesanos y comerciantes que intercambiaban productos y llegaron a establecer flujos sociales y comerciales con diversos puntos de la Península Ibérica; lo que se traduce en una dinámica social más compleja de lo que se pensaba. 
 
Seminario en Italia
El arqueólogo Juan Pablo López ha expuesto todas estas conclusiones en el seminario ‘Archeologia, indagine e gestione del patrimonio al centro della Peninsola Iberica. La Mesa di Miranda, Avila’ organizado por la Università degli studi del Molise de la localidad italiana de Isernia, que tuvo lugar la pasada semana. 
En este marco, no sólo se dieron a conocer las últimas investigaciones sobre La Mesa de Miranda, sino también las labores de difusión y socialización arqueológica que han tenido lugar en Chamartín. En este sentido, López anuncia que hablará sobre las dos ediciones del Congreso de Arqueología que se celebraron en agosto de 2010 y 2011, respectivamente, y cuya tercera edición prevista para este año está todavía en el aire debido a la crisis económica. No obstante, López reconoce los esfuerzos que se están haciendo desde la Diputación Provincial y el Ayuntamiento de Chamartín para llevarlo a cabo. 
En el foro italiano también se difundirán todas aquellas actividades lúdicas desarrolladas en el entorno del castro vetón como talleres de arqueología experimental, mercados o visitas guiadas que permiten transmitir a la sociedad ese conocimiento. “La ciencia se reúne en un foro que favorece el avance científico de la arqueología y genera un conocimiento que después hay que difundir”, explica López. Estos procesos, añade, permiten generar riqueza en los lugares donde se ubican los yacimientos y contribuyen a promocionar la importancia patrimonial y medio ambiental de los mismos. 
 
Restos paleolíticos
También en contra de lo que se ha pensado, no existe un vacío de material del Paleolítico Medio e Inferior en la provincia de Ávila como demuestran los restos hallados no sólo en La Mesa de Miranda, sino también en otras zonas de la provincia como las terrazas del Adaja, del Arevalillo (en San Pedro del Arroyo), las del Valle Amblés o Narros del Castillo.
El material recuperado se basa en herramientas líticas y cantos tallados de las fases más antiguas de ocupación humana. Estos restos ponen de manifiesto que aquellos pobladores de la provincia se configuraban como grupos de cazadores recolectores nómadas, que constituían campamentos ocasionales y cuya visibilización es especialmente importante en la comarca de La Moraña donde no sólo buscaban presas vivas sino también aprovechaban la carroña. 
A pesar de que no han aparecido restos óseos, las hipótesis sobre las formas de vida de estos antepasados se formulan a partir de los hallados en otros yacimientos “que podrían ser sincrónicos”, apunta Juan Pablo López, como los de Atapuerca, en Burgos, o los de Torralba y Ambrona, en Soria. 
Estos materiales paleolíticos encontrados en La Mesa de Miranda y las conclusiones sobre la articulación del territorio prehistórico en la provincia de Ávila serán también objeto del seminario que se celebra en Italia y su exposición correrá a cargo de la arqueóloga María Blanco.