Quédate con la copla

D.C
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Jorge Marazu, acompañado por una banda de grandes músicos, trae el día 23 a Ávila su 'Ruta de los colmaos', un homenaje a canciones eternas en en el que recrea coplas, boleros y tangos

Quédate con la copla - Foto: Ana I. Ramirez

El compositor y cantante abulense Jorge Marazu, que gusta de ofrecer todas las navidades un concierto en su ciudad, ha elegido este año para esta cita una parada de su exitosa ‘Ruta de los colmaos’, la primera que hace fuera de Madrid, un proyecto en el que, acompañado por una banda de grandes músicos, rinde un sentido homenaje a canciones «de ayer, de hoy y de siempre» de géneros como la copla, el tango o el bolero que están llenas de significado y de sentimiento, tesoros compartidos a los que el paso del tiempo no resta un ápice de su grandeza.

Toni Brunet, a la guitarra y el banjo; Sebas Merlín, a la percusión; Jacob Reguilón, con el contrabajo; Jacob Sureda, al piano, y Juan Luis, al clarinete –intérpretes de cuya calidad baste decir que suelen formar parte de bandas de grandes como Rozalén, Jorge Drexler, Pasión Vega o Coque Malla–, acompañan a la voz sosegada de Jorge Marazu, dando nueva textura a unos temas en los que se mantienen su esencia y autenticidad.

Explíquenos qué es ‘La ruta de los colmaos’.

Es un proyecto que nació hace cuatro años y pico en Madrid como un homenaje a la copla, a propuesta de la Fundación Autor, se estrenó con un lleno en la sala Berlanga y continuó con igual éxito en la Sala Berlín durante un par de meses, y ahora volvemos a él, con una banda renovada.

¿Podría decirse que lo que ofrecen en este recital es música antigua pero eterna?

Exacto. Excepto el tema que hemos creado nosotros, un pasodoble, los demás son canciones con muchas décadas de historia, compuestas por maestros tan importantes como Quintero, León y Quiroga, que tienen un enorme valor tanto por lo que cuentan, que son historias de una enorme fuerza expresiva, como por la música que tienen, que es magnífica.

¿Mantener la esencia de esas canciones respetándolas al máximo es uno de sus objetivos en este homenaje a la copla y otros géneros?

Eso siempre y sobre todo. Cualquiera que venga a escucharnos se va a dar cuenta de que lo hacemos todo desde el máximo respeto. Intentamos conservar la esencia de esas joyas de la música española, en la que está una parte de la raíz de lo que luego se hizo en nuestro país, lo cuidamos al detalle, y aunque lo llevamos a nuestro terreno creo que tanto la copla como el bolero y el tango que hacemos en ningún caso pierden la emoción y la pureza que tienen. La diferencia es que lo canto yo, que no soy un cantaor, no soy un cantante de ninguno de estos estilos, y formo parte de una banda en la que ninguno de sus miembros pertenece tampoco a esos estilos, pero lo tocamos intentando entenderlo a nuestra manera, llevarlo al sonido en el que nosotros pensamos que puede encajar y que se adapta a nosotros. Pero, insisto, siempre desde el más absoluto respeto.

¿Ha sido mucha la dificultad para elegir su repertorio de quince canciones entre tanto y tan bueno?

Así es, el repertorio entre el que elegir es muy bueno y está lleno de cosas muy bonitas, y es una pena porque al final tienes que definirte y descartar. Nos quedamos con temas de Machín, Concha Piquer, Carlos Gardel o Miguel de Molina, piezas bellísimas como La bien pagá, Ojos verdes, María de la O, Volver o Nostalgia, pero hay otras cosas que me hubiese gustado cantar aunque por el tipo de canción he pensado que quizás no hubiese podido defenderlo bien, en concreto se me viene a la cabeza una canción que se llamaba Miedo y que cantaba Rocío Jurado, y otras que se nos han quedado fuera a última hora como Te lo juro yo y La falsa moneda, que son coplas maravillosas. Pero, lógicamente, no se podía hacer todo lo que hubiésemos querido, porque también nos apetecía respetar ese guiño que hacemos al otro lado del ‘charco’, que además es muy interesante porque hacemos canciones como Tatuaje, que es una copla pero es como un tango, y tiene esa cosa de mimetizarse casi sin querer de los folclores latinos, la ranchera, el tango, la copla… incluso el blues, más norteamericano.

¿Significa mucho para usted que la primera vez que ‘La ruta de los colmaos’ sale de Madrid venga a Ávila?

Sí, significa mucho porque la otra vez lo intenté de todas las maneras pero no fue posible, y sé que hubo mucha gente que fue desde Ávila hasta Madrid para escucharnos. Por eso me parecía muy bonito poder traerlo a mi ciudad, porque al ser algo tan exclusivo, que podemos hacer en este paréntesis que tenemos todos y que no sabemos si se volverá a repetir –creo que sí, porque nos gusta a todos los que estamos en el proyecto y porque como respiro entre otros trabajos es muy bonito–, esta vez que íbamos a estar dos meses juntos me pareció muy interesante que pudiese encajar en nuestra capital. Todos los años me gusta hacer un concierto en Ávila en navidades, este año con la decisión de donar una parte de la recaudación a una asociación para hacerlo más bonito, pensé que éste era el momento, y la verdad es que con la ayuda de Coca-Cola, de Diario de Ávila y del Lienzo Norte ha sido como muy fácil.